Y hoy estoy saliente de guardia y es día 17 de Enero, que aquí es un día festivo, es el día de la insularidad o día de Sant Antoni. Igual que se celebra el día de la hispanidad, pues también se celebra el de la insularidad, somos Isla y estamos orgullosos de serlo. ¡Qué remedio!, si uno no se reivindica como isleño, aunque en mi caso sea isleño foráneo, pues apaga y vámonos. Hoy habrá actos oficiales de conmemoración y por supuesto los sabrosos bailes regionales.O sea que hoy es un día de alegría o esa es la intención de los que montan los tinglados. Después y ante esos mercados medievales, que parecen mercados de medievo cutre y siniestro y ante la proliferación de bailes y cánticos regionales, ya veremos si queda algo en el cuerpo de la alegría inicial o entra uno en una tristeza o depresión profunda. A mi personalmente me entran ganas de marcharme ya y así huir de esa tortura isleña. El mercado y empezando por los trajes que se ponen y acabando por lo que venden y al precio al que lo hacen, es más bien patético. Me entra una sensación de trastienda de circo, trajes deslustrados por el uso y precios de mercado de lujo.
Pero así se lo montaron los isleños, subieron los precios para sablear a los guiris y con la disculpa de que aquí es todo más caro, por los portes de transporte, que después no tuvieron o no quisieron bajar los precios. O sea y en conclusión, que ésta Isla es más cara que Venecia. Y claro y puestos a subir los precios, los billetes de avión son prohibitivos y los de barco y el taxi y el bus y el papeo y...y...y. Bueno hoy hay que olvidarse de éstas cosas y ponerse el traje patriótico y reivindicarse menorquín.
De Menorca recuerdo que hace muchos años era una parte de mis sueños. Yo no la conocía, pero por referencias de amigos y supongo que algún documental que había visto, hicieron de ésta Isla una meta. Tampoco esa meta contemplaba el venir a vivir aquí, pues ya vivía en un sitio de ensueño, Cádiz, pero como ya sabéis el mundo da muchas vueltas y por diversas circunstancias me tocó ésta lotería. Es una lotería porque éste rincón del mundo es precioso, pero como todo, también tiene su otra cara y ésta es, el aislamiento y los precios e iba a decir y sus cánticos y bailes, pero estos son iguales en todos los lados, una horterada del populacho.
Los bailes y cánticos regionales, los guardan con mucho celo y mimo esa parte del pueblo que siempre se aburre y son eso, son la manifestación "cultural" de la parte más aburrida de la población y por eso a veces son lamentos lastimeros y en otras son llantos colectivos. ¡Joder! qué alegría para el cuerpo y que funeral colectivo. Prefiero ver un recital de Bertín Osborne o de la Rocío Durcal cantando rancheras, que sufrir la tortura del coro de las almas en pena.

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