Tengo un hijo, mi hijo pequeño que es Síndrome de Down y como digo yo, ¡Y a mucha honra!. Estoy orgulloso de él, estoy orgulloso de todos mis hijos, que son tres y no dieciséis, que son tres y tres reyes magos y tres estrellas a la vez. Siempre pensé que un hijo era un hijo único (no es muy difícil) y que dos, era el número ideal, ni uno ni tres, dos. Pues tenemos dos manos y dos piernas y dos ojos y dos orejas, pero en realidad solo nos sirven las dos manos y las dos piernas para poderlos atender. Y digo esto porque los tres nacieron en dos años, con la cual todos y a la vez, estaban con los pañales puestos y pedían al mismo tiempo de comer. De ahí viene lo de las dos manos y piernas para poderlos atender.
Para mi tres, era una legión, como así fue. Pero visto que el tercero o más pequeño vino porque tenía que venir, pues nada ¡que remedio me quedó!. Pero ahora no lo veo con esa resignación tan cristiana, ¡de que remedió me quedó!, ahora lo veo como uno más de los tres. Y eso que en principio me costó, me costó asumir que era Síndrome de Down, pues me entró el pánico y todo porque yo era un padre mayor o madurito o viejete o entrado en años o como se quiera decir. Me entró el pánico porque lo primero que pensé, es que Sindrome de Down es igual a incapacidad total y de ahí tiré del hilo y pensé y después y cuando yo me muera, ¿quién lo va cuidar?.
Me equivoqué, me equivoqué totalmente y primero, porque Síndrome de Down no es igual a Incapacidad Total, no señor, no lo es. ¡El chaval está más espabilado que yo!. Pero aún así queda un poso, un poso que enturbia mis pensamientos y no veo tan claro que no vaya a necesitar ayuda, pues en el fondo estoy seguro, que la va a necesitar. Está claro que en una sociedad como la actual y si se me apura, en cualquier sociedad, los últimas preocupaciones de los gobernantes son las Incapacidades. Pues para ellos son parte de la escoria o deshecho social y por tanto, siempre serán unos marginados. Pero a lo que iba antes, no es incapacitado total, pero si lo es parcialmente, está claro que hay retraso mental y de crecimiento y de.. y de... Y eso me preocupa y nunca me dejará de preocupar.
Lo que más odio de la gente, es cuando te dicen, pero ¡si son muy cariñosos!, como si fueran lindos gatitos mimosos o preciosos cachorritos desamparados. Pues no señor, son personas como los demás, que sí, que tienen puntos distintos o diferentes a los demás, pero yo puedo aseguraros que los Down son cariñosos con quién quieren serlo y entonces sí, quizá sean más cariñosos. Aunque para ser más cariñosos que nosotros, los que nos autodenominamos "normales", tampoco hay que serlo tanto, con un poquito llega.
Pues eso que no hay que darle más vueltas, si tu aprecias o tienes cariño por alguien, supongo que serás cariñoso con esa persona, pues lo mismo, exactamente lo mismo les pasa a los Down. Pero desde luego no son esparcidores de cariño a ciegas y sin principios o mejor dicho, no lo son sin sentimientos. No, no regalan cariño por regalar, hay que ganárselos como a cualquiera. Porque en el fondo subyace una idea, "como son tontos y deficientes dan cariño a todo el que se le acerque".
Como conclusión, yo sé que quiero igual a mis tres hijos y por supuesto, a cada uno de una manera diferente, son tres formas distintas de querer y ellos me corresponden igual, con tres formas diferentes de quererme. Otro día seguiré con éste tema tan especial para mi y es especial por todo, por mis tres hijos, por ser yo su padre, por mi hijo Down y porque todo se envuelve en esa nebulosa que se llama, amor o cariño.
Como conclusión, yo sé que quiero igual a mis tres hijos y por supuesto, a cada uno de una manera diferente, son tres formas distintas de querer y ellos me corresponden igual, con tres formas diferentes de quererme. Otro día seguiré con éste tema tan especial para mi y es especial por todo, por mis tres hijos, por ser yo su padre, por mi hijo Down y porque todo se envuelve en esa nebulosa que se llama, amor o cariño.
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