y en cambio, en cambio...,
no se dijeron nada,
sólo se dirigieron una mirada,
y con eso simplemente les llegó.
Un adiós roto por una sonrisa,
por una triste sonrisa y no hubo más,
ni siquiera un beso,
o un gesto de aprecio o de afecto,
pues a los dos les llegaba con saber,
que ¡¡¡nunca se volverían a ver!!!.
Una despedida sin palabras,
Una despedida sin palabras,
muda y sin lágrimas,
densa y tensa,
dura y fría,
pues era, pues era, su último adiós.
Se podían haber dicho tantas cosas,
y nada se dijeron,
y los dos miraron hacia el suelo,
y sin atreverse a levantar la mirada,
pues sus ojos eran dos mares de agua salada,
y sólo se dieron el último beso,
y ese era el beso de su último adiós,
pues los dos sabían,
que su condena era,
que ¡¡¡nunca más se volverían a ver!!!.

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