LOS SANTA SANTORUM

No sé pero me falta un punto de ebullición. Me encuentro mejor, pero no llego a estar bien y digo,
 físicamente, pues mentalmente creo que me encuentro demasiado bien. Me falta un punto y no sé que hacer. Supongo que todo será paciencia y la paciencia no es mi principal virtud. Yo en la primera impresión doy el pego y parezco un tío sosegado y tranquilo, pero después soy todo lo contrario, soy un tío en ebullición. Siempre me dieron envidia los Santa Santorum, los que saben escuchar y dan un consejo paternalista y como si fuera dar una bendición.

Claro que para eso, hay que sentirse por encima de los demás. O sea dime lo que piensas burro de mierda,
que YO te voy a dar la solución. Y para aceptar esos consejos tan santos, también hay que tener fe y sobre todo creerte inferior. Y si sigues los consejos al pie de la letra, siempre hay un día en que todo se descalabra y entonces acudes de nuevo a tu Santa Santorum y éste te mirará como una oveja descarriada y te espetará a la cara, que tu fuiste el culpable de tal situación. Siempre encuentra un flanco por donde atacar o un punto débil por donde entrar y al final, serás culpable dos o tres veces más.

En esto los Curas, son auténticos gurús. Lo inexplicable lo dejan en manos de dios y lo terrenal en la culpabilidad de los hombres. Buen reparto de tareas y de papeles. Y entonces siempre y siempre serás culpable, pues a ver, quién no tuvo un pensamiento malo, quién no robo algo, quién no deseó lo prohibido, quién no pensó en que su vecino se muriera y de un cáncer terminal. Nadie se salva de la quema del pecado y por tanto de su culpabilidad. Así que como siempre pecamos, para que comerse el coco y la conciencia. Pequemos con la conciencia tranquila, pequemos porque nos sale de los cojones y sobre todo, pequemos porque somos seres humanos y nos encanta pecar.



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