Me alineo con los sin Partido y en tal caso me dejaré querer por algún movimiento social, de izquierdas (esto es imprescindible) y abierto. Pero nada de estructuras centralizadas y de secretarios, presidentes y comités ejecutivos. Esa estructura piramidal yo ya la probé hace muchos años y os aseguro que no puede haber algo más antidemocrático. Al final mandan un puñado de dirigentes y el resto del ganado, solo está para aplaudirles o para reafirmar sus propuestas políticas. Me llama la atención aquellos que dicen que luchan por una democracia real y dentro de su casa funcionan de otra forma.Siempre se predicó con el ejemplo y si a uno le resulta imposible aplicarse el cuento que predica, entonces ¿porqué voy a creer en él y en su partido?. Ahora ya no caigo en admitir burdas argumentaciones y que intenten explicar que ahora no y para más adelante. Porque esos Partidos explican sus carencias y se basan en que si votamos todos al mismo nivel, se puede desvirtuar nuestra política y a mí ¡que carallo me importa!. Es la visión del iluminado que se cree poseedor de la verdad y por tanto ahora y siempre se cree que debe estar al frente del tinglado.
Después ya sabemos que nunca se encontrará el adecuado momento de democratizar las estructuras. Siempre y siempre hay un pero y por tanto un nuevo aplazamiento. Yo ya creo en pocas cosas, y son pocas pero son claras y meridianas y una de ellas es que si lucho por una sociedad justa se tiene que aplicar ese cuento a uno mismo. Mi voto es igual que el tuyo o que el del otro y todos deben ser igual de válidos y debe pasar todo por las manos del votante, todo. Dicen que eso enlentece demasiado la política del día a día y puede, pero el caer en ese pragmatismo político, al final pasa la factura de que son los dirigentes los que mandan en todo. Más lentos, pero más seguros y eso al final, nos hace ser más eficaces.
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