COLGADERA

Supongo que sí, que después de 9 horas de curre y de estar con la cabeza en otras historias, se tiene o se debe tener el derecho de quedarse en blanco o en blanco tamizado. Cualquiera con dos dedos de frente lo comprendería y por esa misma razón, yo no lo comprendo. En realidad y en serio, seguro que es por otro motivo, pues aunque estuve haciendo cosas, en esos pequeños instantes que uno tiene para desconectar un poco, solo estaba pensando en que como me gustaría estar escribiendo. Quizá sean los primeros síntomas del cuelgue.

De momento no me impide realizar otras tareas, pero sí que me doy cuenta que esas ganas irreprimibles de escribir, se van colando por todos los resquicios. Se cuelan por instantes en el curre, dando un paseo, intentando dormir de noche y en general se cuelan todo el día. ¿Tendré que desintoxicarme? y dejar de escribir por un tiempo. Mira que hay cosas y cosas bellas y bonitas en la vida y quizá me las esté perdiendo. Bueno no hagamos un drama, que más se perdió con la guerra de Cuba, dicen los antiguos.

Y como todo es relativo, pues relativicemos. Mientras siga vivo y disfrute de las pequeñas cosas y ya viéndolas, sintiéndolas y exprimiéndolas, sé que sigo sano física y mentalmente y si ahora estoy pasando una época de asceta y metido en la cueva de mi casa, hay que también respetarla. El único problema que puede haber, es que esto no se cronifique. Bueno era una preocupación y que ahora después de ésta reflexión, se ha quedado en una observación. ¡Así es la vida de dura y de reflexiva!.

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JULIO CORTÁZAR