Ya es hora de ir preparando los bártulos para irme a currar. Y antes me tengo que afeitar y poco más. Lo de afeitarme la cabeza, ya voy justo de tiempo, pues hablo de afeitar y no de darme un repaso con la maquinilla. Yo en eso soy radical, bueno soy radical en muchas cosas, pero estamos hablando de esto, de afeitarme el coco y no de mi postura anti social. Ya está de que hable lo que hable, tiene que asomar su plumero mi análisis social. Eso en mis tiempos ya lejanos y cuando era un estidiantucho de mierda, había militantes de izquierda que más o menos eran talibanes y Marx y Lenin lo presidían todo y toda la vida se organizaba a través de su pensamiento. Después pasaba lo que pasaba, que no coincidía lo previamente pensado con lo que en realidad se había hecho.
Pero como talibanes que eran se lo achacaban a que no habían sabido hacerlo y porque santo Marx no lo hubiera hecho así y venga penitencia y un cilicio para darse latigazos. Yo no sé como lo haría Marx y como se lo hacía en su vida privada y ellos tampoco, pero ellos se sentían con ese poder extraordinario, que es el de ser unos visionarios y cada uno a su bola y convencidos que Marx lo haría como ellos, mejor dicho como cada uno de ellos.
Pero como talibanes que eran se lo achacaban a que no habían sabido hacerlo y porque santo Marx no lo hubiera hecho así y venga penitencia y un cilicio para darse latigazos. Yo no sé como lo haría Marx y como se lo hacía en su vida privada y ellos tampoco, pero ellos se sentían con ese poder extraordinario, que es el de ser unos visionarios y cada uno a su bola y convencidos que Marx lo haría como ellos, mejor dicho como cada uno de ellos.
Y entonces y hasta en el menor detalle había que ser revolucionarios y por tanto, ningún desliz aburguesado se permitía. Yo me acuerdo de mis tiempos de líder estudiantil y en los que claro, mariposeaba entre tías y ligaba y follaba. Pues nada que una camarada un día, se le dio por interpretar los salmos del Marxismo y me cayó la del pulpo y por ligar como un descosido. Joder y al parecer estaba mal ligar y el aprovecharse de tú imagen de líder y tal como si a mi no me hubiera costado trabajo y unos buenos disgustos el llegar a ello. Y tuve que hacer el amago de que había abandonado ese vicio burgués y tan mal visto, que era el ligar, solo que fue solo un amago y la realidad fue bien otra, ligué más pero parecía que no, que era un santo varón y el más capullo de todos. Así es la vida entre los Talibanes, haces que no haces, pero en realidad haces lo que quieres y solo que lo haces tal y como si no hicieras nada.
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