LUNES Y MI DEFICIT

Y hoy podía ser un gran día, pero parece que no lo va a ser y porque es Lunes lunero, y para que sea un gran Lunes, se debía cumplir la premisa de que el fin de semana fue cojonudo y la verdad, es que no lo fue. Ni siquiera fue un fin de semana pasable, fue como diría, un fin de semana más o uno más entre un millón. Triste y encapotado, anodino y soso, amorfo y estúpido, aburrido y somnoliento, fue en fin, un fin de semana para no ser recordado. Aparte que ayer y hoy, tengo la sensibilidad fina por los suelos, pues os juro que he perdido la capacidad de poder escribir y me refiero a la capacidad de escribir con un simple bolígrafo una palabra o una sola letra y yo que era el amo del diseño gráfico, ni siquiera soy capaz de poner Bruno y que se me pueda entender.

Y pensé que eso solo me pasaba ayer y hoy se vuelve a repetir. He escrito varias palabras hace un rato y son inteligibles incluso para mí y cada 5  minutos cojo de nuevo el bolígrafo y con la intención de ver si he mejorado de ese déficit. Es como si mi mano derecha aún estuviera dormida y no la puedo despertar. Por echarme pajas no es, ni por jugar al Padel tampoco, pues soy zurdo salvo para escribir y para coger el tenedor. Bueno lo de escribir con un boli y lo de escribir en un teclado, pues al manejar bien la manos derecha, meto pifias por todos los lados.

Y como es Lunes y para mí un día gafe, pues no se abre mi correo y se quedó colgado con un correo que quería abrir. Aquí en ésta Isla es bueno preguntarse Internet ¿para qué?. Bueno para cuando le salga de los cojones al Internet y entonces el Internet no es una herramienta en tus manos, y la herramienta eres tú para Internet. De alguna manera tienes que pagar los impuestos isleños, con paciencia, pasta y con ésta mano medio atrofiada que tengo hoy. Tendré que cortarla o dejarla suelta y que se de una vuelta o simplemente
dejar que se llene de sangre fresca y vuelva a la libre circulación. De momento y antes de separarla del cuerpo, voy a dejar que pase un tiempo, no vay
a a ser que después me vaya a arrepentir.

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JULIO CORTÁZAR