
Puede que me queden tres días,
o tres meses o tres años,
o tres lustros de vida, puede,
pero lo que tengo claro,
pues lo tengo claro
y además es evidente,
y lo que no,
ya no lo asumo, ni lo integro,
simplemente lo dejo en la basura,
y junto a los desperdicios
y lo que me sobra del día a día,
y reciclo y separo la inmundicia,
y lo que no es claro,
ahora lo rechazo,
yo no soporto el dolor desconocido,
ni los problemas añadidos,
y ni el IVA, ni las multas de tráfico,
ahora soy pragmático y eficaz,
y voy al grano de las cosas,
y si tengo que matar, mato,
y si tengo que quemar, quemo,
y si tengo que dar la vuelta a la tortilla,
se la daré dos veces,
y si el mundo ya no es nuestro,
tendremos que volver a los cuarteles de invierno,
y luchar y luchar más,
y hasta donde más es imposible,
pero yo digo,
que nada es imposible,
y no lo es,
si alguien se empeña en lo contrario.
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