CAPERUCITA Y EL LOBO

Y todo depende y depende de un hilo, de un puto hilo muy fino y delicado y no pensemos que mientras todo nos va bien ya hemos conseguido la victoria, queda siempre el último empujón, ese que hay que dar contra natura, pues adopta la forma de cuello de botella. Cuantos han caído de su santuario y pensando que el mundo ya estaba sus pies y de eso nada, las personas hacemos que somos dóciles y que obedecemos como corderitos, pero cuando se nos aprieta demasiado y para pasar por el cuello de la botella, a veces salta la chispa y entonces, estalla el mundo.

Bueno, esto es filosofía barata y que vendo los Domingos en los puestos callejeros. Yo no leo las manos, ni echo las cartas a nadie, yo sólo hago predicciones sobre la raza humana. Y sé que corren malos tiempos y que aún quedan los peores, ahora estamos sólo en el aperitivo del festín que se van a dar con nosotros. Y eso que nos dirán hasta la saciedad, que ya estamos remontando, pues yo sinceramente no remonto nada, cada día estoy más asfixiado y con menos pelas en la buchaca (bolsillo).

Esto es como el cuento de Caperucita y el Lobo. Que se hartan de decirnos que Caperucita no va ser comida y al final viene el Lobo y se come a Caperucita y a su Abuelita, a los dos juntitas y calentitas. Y hoy en día el Lobo no tiene rostro, es una entelequia financiera y por tanto es como dios, está globalizado y está en todos los lados. Y entonces, ¿porqué Lobo empezamos?, pues por el que tenemos más a mano y así nos vamos entrenando. Hay que entrenarse  y a fondo para estos menesteres, los Lobos son cada vez son más grandes y tienen mayor voracidad.

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JULIO CORTÁZAR