INGENUO

Yo por mi lo tengo claro, yo sólo necesito mi pequeño ordenador y después me acomodo a cualquier sitio. Un enchufe, un flexo, una  silla y una mesa y ya tengo mi ajuar al completo. Y para ser del todo sincero, una buena cama y con un maravilloso colchón, que mi cuerpo ya no está para muchos trotes y hay que cuidarlo y mimarlo. Ahora y lógicamente no soy el de antes, el de los viejos tiempos y cuando era un cuerpo joven y perverso, pero al mismo tiempo ingenuo, pues ahora viendo en perspectiva hay veces que me veo que fui un tanto pardillo.

Yo creí en el amor, en ese amor que se dice que es para toda la vida y hasta que caí de bruces varias veces y hasta que me dieron de hostias y hasta en el paladar blando, no logré entender que el amor duradero, era una quimera. Vamos me dieron de hostias y yo tampoco me quedé manco, también repartí hostias morales por todos lados. Yo también creí en la amistad duradera y eso de que vamos a ser amigos para siempre y todo el resto de retahíla de folletín de fotonovela. Y claro y pasado el tiempo, me fui quedando sólo, sólo pero feliz y contento y tengo amigos, pero no de los auténticos e íntimos.

O sea que en mi paseo por la vida, me dí cuenta que vivimos del cuento y sobre todo de que te creas ese cuento y ese cuento nos dice, que nos queremos para siempre y que seremos felices y comeremos perdices. Pues nada, que hoy en día no veo más futuro del que hay al otro día y que el amor y la amistad duran lo mismo que unas pilas, después hay que tirar las viejas y poner otras nuevas y punto final
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JULIO CORTÁZAR