¡OJALÁ ME EQUIVOQUE!

Que difícil es dar con el punto justo, con el punto del equilibrio, pues casi siempre uno se escora hacia un lado y por el camino toca el corregir para aproximarte lo máximo que se puede a ese punto justo. O te quedas corto o te pasas de largo y es que a veces al principio faltan datos y no atinas muy bien con lo que quieres. Pero bueno, lo importante no es acertar a la primera, lo importante es aproximarse en plan dinámico o sea que por el camino vas recogiendo datos y con esos datos vas resituando.

Claro que esa tarea no es una línea recta, pues tiene sus altibajos, sus vueltas, sus marchas atrás y sus adelantamientos, pero de todos ellos en su conjunto debía salir el punto más justo. Y digo debía, porque a veces te pierdes en esa maraña de datos y más datos y al final, te haces un cristo tú solito. Y hay otras veces en que objetivamente no tienes nada en contra de una propuesta, pero el sexto sentido que todos tenemos te hace desconfiar de esa propuesta.

Y la verdad, que ante esto y por carecer de argumentos pausibles, sólo puedes esperar calladito y  como un peto y a ver por donde avanzan las aguas. A mi me está pasando esto, que he depositado muchas esperanzas en una alternativa social y política y en la que participé activamente y ahora y no sé el porqué, me veo abocado al silencio. Y porque ese sexto sentido me dice que espere y que sea prudente y que ya veremos por donde salen los tiros. Carezco de argumentos objetivos y lo único que tengo, es como un presentimiento y de que algo me huele a chamusquina. Se llama, tiempo de espera y no es un tiempo muerto y porque yo estoy vivo y atento y sobre todo, ¡
qué ojalá me equivoque!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR