Hay dos escuelas diferentes en cuanto a la medición de la belleza, la hay que mide la belleza por la apariencia externa y hay la contraria, la que dice que la belleza está en el interior de las personas y yo me arrimo más a ésta última pero con un pero. Es decir, estoy de acuerdo que el peso pesado de la belleza está en el interior, pero que también hay una pequeña parte de belleza que depende del exterior o del envoltorio o de como se le llame. Y no voy a ejercer de Salomón y una parte para ti y la otra para el otro, sólo intento ver las cosas desde todos sus ángulos.
Lo que está claro, es que la belleza exterior puede ser muy llamativa y en ambos sentidos, en el malo y en el bueno, pero que sin belleza interior, la exterior vale menos que un penique. Ahora y sólo en parte, también vale contrario, vamos que por mucho interior bonito y precioso, como no te guste el envoltorio, también vas de lado. Por tanto, lo más importante es la belleza de dentro, pero sin desdeñar la belleza externa, los dos son distintas pero se interelacionan y hacen que en un conjunto una persona sea bella o no.
Las cosas no, las cosas carecen de interior y el que te guste una cosa lo dictamina su aspecto externo. Salvo que un mueble, un cuadro, una pintura, es decir un objeto determinado e inanimado, lo relaciones con algo bonito o feo que te pasó anteriormente y eso en parte, indica que ese objeto también tiene un alma o una parte interior. A veces una mierda de objeto tiene para ti un significado especial y ya no lo aprecias por lo bonito o feo que sea, lo aprecias sólo por los recuerdos que arrastra.
Por eso hay cosas que parecen incompresibles para la vista de los demás, que para ti son especiales y son vitales. Pero bueno, de vez en cuando debes tragar saliva y hay que atreverse a deshacerse de algún objeto y a no ser que vivas en un Castillo, no te queda otro remedio. Y todo esto venía a cuento, por un puto objeto que tengo delante de mis narices y estaba notando que me costaba demasiado deshacerme de él.
Si al final y después de tanto rollo, me lo jugaré a cara o cruz.
Lo que está claro, es que la belleza exterior puede ser muy llamativa y en ambos sentidos, en el malo y en el bueno, pero que sin belleza interior, la exterior vale menos que un penique. Ahora y sólo en parte, también vale contrario, vamos que por mucho interior bonito y precioso, como no te guste el envoltorio, también vas de lado. Por tanto, lo más importante es la belleza de dentro, pero sin desdeñar la belleza externa, los dos son distintas pero se interelacionan y hacen que en un conjunto una persona sea bella o no.Las cosas no, las cosas carecen de interior y el que te guste una cosa lo dictamina su aspecto externo. Salvo que un mueble, un cuadro, una pintura, es decir un objeto determinado e inanimado, lo relaciones con algo bonito o feo que te pasó anteriormente y eso en parte, indica que ese objeto también tiene un alma o una parte interior. A veces una mierda de objeto tiene para ti un significado especial y ya no lo aprecias por lo bonito o feo que sea, lo aprecias sólo por los recuerdos que arrastra.
Por eso hay cosas que parecen incompresibles para la vista de los demás, que para ti son especiales y son vitales. Pero bueno, de vez en cuando debes tragar saliva y hay que atreverse a deshacerse de algún objeto y a no ser que vivas en un Castillo, no te queda otro remedio. Y todo esto venía a cuento, por un puto objeto que tengo delante de mis narices y estaba notando que me costaba demasiado deshacerme de él.
Si al final y después de tanto rollo, me lo jugaré a cara o cruz.
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