EL FRACASO

Sí, hoy es Lunes y es el comienzo de una de mis semanas más decisivas, pues sigo dilucidando se me quemo a lo bonzo o simplemente enciendo un cigarrillo. Semana crucial donde las haya, semana de poner un poco de orden en mi desordenada vida, semana de vanaglorirme de mis decisiones anteriores o de hacerme el harakiri. Seguramente hay alguno que piensa que las cosa no se deben tomar tan a la tremenda y que hay veces en que solo hay que dejarse llevar, para después reengancharse de nuevo.

Puede que sea así, pero reconozco que no es mi método, yo acabo lo empezado o lo empezado acaba conmigo. En éstas cosas pienso, si ahora estoy así y dejo las cosas a medias, a la vuelta me niego a empezar de nuevo y lo peor de todo, es que me quedo con el sabor amargo del fracaso. Y el fracaso no tiene remedio, ni con pastillas, ni con terapias intensuivas. El fracaso lo mascas tu solito y no puedes compartirlo, porque nadie se puede poner en tu lugar.

Además los razonamientos que te llevaron a marcarte un objetivo, vienen tras un largo proceso de meditación, más profunda o más superficial, y ese proceso es muy íntimo y alguien se puede aproximar un poco, pero no del todo a lo que tu pasaste por el medio. Es muy fácil decir, que yo te comprendo pues ya he pasado por ello, pero cada uno ante la misma o parecida situación, en realidad tiene sus propios mecanismos de razonamiento y porque cada uno es un mundo distinto.

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JULIO CORTÁZAR