UN ALMA

Después dicen que uno es un pesado y todo porque recuerdo con persistencia que hay una vida interior y no me refiero a una vida religiosa, que hay que reconocer que los curitas y obispos y papas, se aprovecharon de la falta de explicación que se le da a esa vida interior. Vamos que se formaron dos escuelas excluyentes, los que creían que había una vida interior y los que no. El problema está en que para mí, si hay vida interior, pero que no acepto la explicación religiosa y que está basada en que tenemos esa vida, gracias a que nos la dio dios.

Pues no señor, nosotros a esa vida interior le damos el nombre de Alma o por lo menos se la doy yo y en el nombre es en lo único que coincide con la religión. Yo tengo un alma para sentir, para soñar, para volar, para querer y no tengo un alma para castigarla continuamente y tal como hace la religión. Y mi alma no está exenta de pecado y porque el pecado es parte de su salsa, es un ingrediente más junto a otros. Porque la cuestión no es el pecar o no pecar, la cuestión es el disfrutar o el no disfrutar de la vida.

Yo tengo el alma que me llena y me da el sustento o energía para funcionar. Yo tengo un alma que me quiere y yo la quiero a ella y ahí entra todo, sus defectos y sus virtudes. Vamos que yo no quiero a un alma bonachona y agilipollada, la quiero con sus puntos malos, con sus dudas y sus desconciertos y por supuesto, con sus contradiciones y lo que hoy es cojonudo mañana es una puta mierda. Y ante todo, siento que tengo que darle las gracias a mi alma y por hacerme disfrutar tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR