LA ETAPA ANAL

No sé, pero hace tanto frío que no sé si seguir aquella recomendación contra las bajas temperaturas que daba un amigo mío y que después dejó de serlo: me voy a follar con mi madre para ir entrando en calor. No sé si lo hacía o no, pero sonaba bastante bestia. Aunque bestias somos todos, somos más bestias de que queremos pensar o por lo menos yo. Lo que pasa es que yo siempre fui un bestia comedido o sea que me cortaba un montón de pensamientos.

Ahora no, ahora los escupo sin cortarme un pelo. Creo que he perdido la vergüenza y el sentido del ridículo y sin llegar al pensamiento tan guarro y asqueroso de aquél amigo, tengo un buen surtidillo de bestialidades. Quizá haya alguno que piense que lo que me pasa, es que me quedé en la etapa anal de la infancia. Y no le quito la razón, pues me entusiasma la mierda y sus derivados, me encanta lo guarro y lo obsceno, lo prohibido y lo que no tiene nombre.

Y además a mi que me importa haberme quedado en la etapa anal, porque si en ella me encuentro a gusto y además disfruto, pues me da igual esa etapa como cualquier otra. Y además digo que acabaré haciendo un Manual Escatológico, donde vengan todas las guarradas habidas por haber, estudiaré sus relaciones semánticas, sus distintos significados, sus dobles sentidos y al final, me echaré una cagada a gusto o a tuti plain como dicen algunos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR