LA RESURRECIÓN DE LA CARNE

Las personas son entes que tienen cuerpo y alma y mientras nadie me demuestre lo contrario, yo soy una persona. Ahí, si que pido hechos, hechos fehacientes, hechos basados en la evidencia científica. para otras cosas, no. Para otras cosas y que además, no vayan con lo mío, les diré que sí o que no y según me convenga. Para otras cosas que no me atañen, soy más dejado y la razón es clara: porque me importan menos o me importan un bledo.

Cuando las flores se marchitan con el frío, yo les regalo parte de mi calor humano y les obsequio con una meadita toda calentita y reconfortante. Lo que no puedo hacerles y ya me gustaría, es hacerles una RCP y porqué no sé donde tiene su lindo corazoncito, ni por donde le circulan las venas. A un humano, sí que puedo reanimarle y eso hago. Y es más como regalo, le meto un tubo que se lo meto por la boca y le llega hasta el ano. Le administro Adrenalinas que levantan a los muertos. Les hago masajes gratis y hasta les afeito su pecho.

¿Qué más quieren?. La depilación púbica y los pelos del sobaco, yo los cobro aparte. Yo a los muertos los trato con mucho cariño, les susurro cosas, les obsequio palabras cariñosas, les silbo canciones de amor y por eso de si me oye alguna neurona que está moribunda pero que aún tiene fuerzas de apretar el botón de la vida y una vez apretado ese botón ¡Oh milagro! ante mis ojos, la resurreción de la carne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR