Las cosas en su sitio y lo que no son cosas, pues también. Yo tengo mis propios monstruos y entre ellos está, el puto desorden. Por eso siempre reclamo ORDEN, porque estoy tan del otro lado, que miro al orden con envidia. Ahora también tengo claro, que si tuviera un poquito de orden, no reclamaría más orden, reclamaría un poco más de desorden. Porque dado el tiempo transcurrido, dado los años que he cumplido, estoy seguro que mi orden siempre será un desorden para otros. Vamos que ya no me da tiempo de ser un don perfecto de la vida.
Además, adoro ser imperfecto, me gusta y disfruto con mis imperfecciones, sólo que a veces, me asfixio y por exceso de desorden. Normalmente me recompongo y ordeno 4 cosas fundamentales y hago planes y hago proyectos y me marco tareas concretas, que conforme pasan los días se van diluyendo dentro del tintero. Y eso lo hago una y otra vez y en definitiva, que me paso la vida recomponiendóme. Yo soy de memoria frágil, porque quiero que mi memoria sea frágil o por lo menos lo soy para estos asuntos. La banalidad o no de los asuntos, la filtran mis neuronas corticales, ellas se encargan de decir esto se va a la bandeja de reciclaje y esto no, esto se queda conmigo.
Yo no me olvido de mi nombre, ni en donde vivo y de que trabajo tengo, yo me olvido de que tengo que hacer esto o lo otro y porque previamente mis neuronas ya se encargaron de que así sea. Yo ne realidad, me acuerdo de lo que quiero y si no me fijo en los nombres de la gente, es porque no quiero fijarme y prefiero ocupar mi disco duro con otro tipo de información. Pues es verdad, que de las caras no me olvido, ni de los gestos y miradas, pero si que me olvido de esos malditos nombres que casi nunca me dicen nada. Después te encuentras a esa persona y te toca hablar en genérico y sin mencionar el posible nombre. Bueno hay trucos para eso, hay trucos para saber hablar en genérico y esperando a que aparezca alguien y le llame por su nombre.
Además, adoro ser imperfecto, me gusta y disfruto con mis imperfecciones, sólo que a veces, me asfixio y por exceso de desorden. Normalmente me recompongo y ordeno 4 cosas fundamentales y hago planes y hago proyectos y me marco tareas concretas, que conforme pasan los días se van diluyendo dentro del tintero. Y eso lo hago una y otra vez y en definitiva, que me paso la vida recomponiendóme. Yo soy de memoria frágil, porque quiero que mi memoria sea frágil o por lo menos lo soy para estos asuntos. La banalidad o no de los asuntos, la filtran mis neuronas corticales, ellas se encargan de decir esto se va a la bandeja de reciclaje y esto no, esto se queda conmigo.
Yo no me olvido de mi nombre, ni en donde vivo y de que trabajo tengo, yo me olvido de que tengo que hacer esto o lo otro y porque previamente mis neuronas ya se encargaron de que así sea. Yo ne realidad, me acuerdo de lo que quiero y si no me fijo en los nombres de la gente, es porque no quiero fijarme y prefiero ocupar mi disco duro con otro tipo de información. Pues es verdad, que de las caras no me olvido, ni de los gestos y miradas, pero si que me olvido de esos malditos nombres que casi nunca me dicen nada. Después te encuentras a esa persona y te toca hablar en genérico y sin mencionar el posible nombre. Bueno hay trucos para eso, hay trucos para saber hablar en genérico y esperando a que aparezca alguien y le llame por su nombre.
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