Cuando las cosas duelen de esa manera tan punzante, la solución no está en aplazamientos y ya veremos mejor mañana. La sangre llama a la sangre y si hay que meter el dedo en la llaga, se mete y hasta el fondo y si te duele aún más, pues te jodes. Al fin y al cabo, el dolor es sólo un signo de aviso, de aviso de que hay algo debajo de la superficie, de que hay algo escondido, que hay mierda debajo de las bonitas flores. Y yo estoy en ese preciso momento, en ese momento de espera para poder descubrir toda la mierda y por mi ya no esperaba más tiempo, pero como las cosas no siempre dependen sólo de tí, me toca esperar a que aparezca la otra persona.
Uy!! tengo tsunamis por dentro, tengo vómitos de ira, tengo convulsiones de agobio, en fin, que tengo, un asunto vital y personal por resolver, pero os juro que de hoy no pasa. Yo creo que a veces los cabreos son la mejor forma de irse por la tangente, es decir, yo me cabreo primero y ya soy el centro de atención, ya los demás intentarán consolarme y no te pongas así...que todo tiene solución en la vida y demás pamplinas que siempre se dicen y que más que tranquilizarte, te alteran más y más: Pero ahora lo mío es distinto y es distinto, porque tengo programado mi cabreo, pero eso sí, no respondo de las formas, pues un cabreo es un cabreo y no tiene normas, ni sabe de buenas educaciones.
Y bueno, además no tengo quién después me consuele. Por suerte o mala suerte no tengo a nadie que aguante mis cabreos o mis paranoias, pues yo soy como Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. Ahora sí, que nadie se lance sin paracaídas, que yo estoy sólo porque quiero y no porque me hayan dejado en la estacada. Estoy sólo y a mucha honra, estoy sólo porque me lo he ganado con el sudor de mi frente, porque el tema está en eso, en estar sólo pero sabiendo y queriendo estar sólo y eso, no se consigue en dos días, eso se consigue en casi 60 años de vida.
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