Dejar que las ideas fluyan, eso es muy bonito, pero que hacer ¿cuando no fluyen?, pues esperar a que fluyan, pero teniendo una postura activa, es decir, seguir currando para que fluyan y eso, en mi caso, lo consigo escribiendo. El tema de las Musas no es tan sencillo, no es esperar sentado a sus apariciones, porque muchas veces no se presentan como putos milagros, muchas veces se presentan en el medio de un texto o de una palabra o de una frase y si tú no estás ahí, en pleno frente de batalla y dando el callo, las ideas se evaporan y pasan a formar parte del medio ambiente. La lucha, la puta lucha, la lucha de todos los días y la de todas horas. A mí de chaval me dijeron que la vida es luchar, pero que después las cosas vienen rodadas y ¿cuando viene ese después?.
Rodadas y como si fueran ruedas de molinos y lo que único que rula por ésta vida son los malos rollos. Esos sí que ruedan y ruedan como bolas de nieve. En el manual de instruciones de la vida ponía que: con paciencia se hace el camino y yo me pregunto ¿donde está la paciencia cuando se necesita?. Y lo digo, porque hoy aún no estoy definido, no sé si adoptar mi papel de hombre tranquilo y capaz o directamente, vestirme de guerrero sanguinario. Es uno de esos días en que te levantas, indefinido y sé que esto dura apenas unos minutos, porque después ya se encarga la vida de espabilarme.
No hay mucho espacio para la quietud del alma. Hay sólo momentos atemporales o sea que significan tiempo pero sin tiempo y por tanto no duran ni un sólo segundo. Sí y porque afuera está la guerra, afuera y dentro de casa, las batallas no paran y las tripas saltan y los río de sangre se hacen más grandes. Uno no se escapa así de fácil, una no se escapa de las miserias del día a día, pero tampoco y eso es un consuelo, se escapa de las alegrías. Vivimos en un estado de compensación constante y dáme un beso que yo te mataré a disgustos...
Rodadas y como si fueran ruedas de molinos y lo que único que rula por ésta vida son los malos rollos. Esos sí que ruedan y ruedan como bolas de nieve. En el manual de instruciones de la vida ponía que: con paciencia se hace el camino y yo me pregunto ¿donde está la paciencia cuando se necesita?. Y lo digo, porque hoy aún no estoy definido, no sé si adoptar mi papel de hombre tranquilo y capaz o directamente, vestirme de guerrero sanguinario. Es uno de esos días en que te levantas, indefinido y sé que esto dura apenas unos minutos, porque después ya se encarga la vida de espabilarme.
No hay mucho espacio para la quietud del alma. Hay sólo momentos atemporales o sea que significan tiempo pero sin tiempo y por tanto no duran ni un sólo segundo. Sí y porque afuera está la guerra, afuera y dentro de casa, las batallas no paran y las tripas saltan y los río de sangre se hacen más grandes. Uno no se escapa así de fácil, una no se escapa de las miserias del día a día, pero tampoco y eso es un consuelo, se escapa de las alegrías. Vivimos en un estado de compensación constante y dáme un beso que yo te mataré a disgustos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario