Y cuando veo el número de entradas a mi Blog, me animo y hasta me entran ganas besarme, pero cuando veo el número de seguidores, me deprimo y me entran ganas de suicidarme. Entradas, para mí, tengo un montón y hoy por ejemplo tengo alrededor de 900 entradas y que también hay que decirlo, no es el número de todos los días, pero hay muchas fases o etapas de la vida, en que las entradas se aproximan a dicha cifra. Pero seguidores y me da vergüneza el decirlo, tengo 1, sí un pobre 1 y todo sólo y penoso y además pasa, que ese 1 soy yo y porque un día me puse ahí y en ese sitio, por equivocación o por pena, vaya usted a saber, pero lo hice sin ninguna alevosía y al final, ahí me quedé y me quedé con ser mi único seguidor. Tampoco me importa mucho y no me importa mucho mientras me sigan leyendo, pues ese es precisamente el kit de la cuestión, que me sigan leyendo y con ganas.
Yo sigo igual escribiendo y repito, yo sigo escribiendo mientras me lea un buen montón de gente y porque mira que me costó arrancar, pues al principio no llegaba a 100 entradas por día y seguí escribiendo igual y porque soy así de cabezota y porque alguna persona y que ahora se lo agradezco y con toda mi alma, me insuflaba de ánimos y gracias a mi constancia y al ánimo amigo o amiga y la disciplina de valiente soldado que soy, yo salí de las trincheras y desde la colina del horizonte yo grité: ¡No a la guerra!, pero es verdad, que sí, que quiero la batalla que tengo cada día, pues amo el escribir y mis armas son las más elementales del mundo: mis dedos y éste teclado que ronronea también el ¡no a la guerra!.
Pues nada, que no vivo engañado y que sé lo que es besar las botas de mi enemigo, pero también sé lo que es escupirlas para sacarles el brillo y de paso, dejarle el mensaje de que es un hijo de puta redomado. Todo tiene su enjundia y su doble interpretación y besas y ya se piensan que te has rendido, pero ellos no conocen lo que es el beso húmedo, ese que tiene forma de lapo o de escupitajo y que además, te deja como un auténtico señor de los anillos. Y es que nadie me conoce, sino quiere conocerme y si quiere, aquí lo espero y sentado en mi mesa y con un cigarrillo en mi boca, ah!! y con precioso ramo de pensamientos.
Yo sigo igual escribiendo y repito, yo sigo escribiendo mientras me lea un buen montón de gente y porque mira que me costó arrancar, pues al principio no llegaba a 100 entradas por día y seguí escribiendo igual y porque soy así de cabezota y porque alguna persona y que ahora se lo agradezco y con toda mi alma, me insuflaba de ánimos y gracias a mi constancia y al ánimo amigo o amiga y la disciplina de valiente soldado que soy, yo salí de las trincheras y desde la colina del horizonte yo grité: ¡No a la guerra!, pero es verdad, que sí, que quiero la batalla que tengo cada día, pues amo el escribir y mis armas son las más elementales del mundo: mis dedos y éste teclado que ronronea también el ¡no a la guerra!.
Pues nada, que no vivo engañado y que sé lo que es besar las botas de mi enemigo, pero también sé lo que es escupirlas para sacarles el brillo y de paso, dejarle el mensaje de que es un hijo de puta redomado. Todo tiene su enjundia y su doble interpretación y besas y ya se piensan que te has rendido, pero ellos no conocen lo que es el beso húmedo, ese que tiene forma de lapo o de escupitajo y que además, te deja como un auténtico señor de los anillos. Y es que nadie me conoce, sino quiere conocerme y si quiere, aquí lo espero y sentado en mi mesa y con un cigarrillo en mi boca, ah!! y con precioso ramo de pensamientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario