Y ¿QUIÉN SABE?

Yo creo que ni yo mismo podré soportar mi ritmo, mi ritmo de vida, mi ritmo de escritos, mi ritmo de sentimientos, mi ritmo de pensamientos y en definitiva, que nadie puede soportar mi ritmo vital, pero empezando por mi mismo. No sé, necesitaba tener éste pensamiento conmigo y porque a veces no logro entender porque me quedo desfondado y bueno y si pienso, que yo me queda varado y medio hundido, pero de cuerpo que no de pensamientos, entonces ¿como se quedarán los demás?. Y yo sé que tengo de mi cabeza un tumor secretor de hormonas imaginativas y poéticas y crece y crece, pero mi cráneo es duro como una puta roca y ese tumor se quedará atrapado entre mi cerebro y el cráneo.

Bueno, pues nada, que aprovechemos el momento y hasta que dure la magia potagia. De momento me encuentro bien y en mi sano juicio, bueno para lo que es para mi un sano juicio, porque a veces lo dudo y dudo que el juicio tenga raíces dentro de mi cerebrito de hombre venido a menos. Y de momento me mantengo y de momento me desquicio durante un rato y después, vuelvo y porque son mis viajes, mis viajes espaciales y hacia los otros mundos, que mundos hay muchos y conocemos muy pocos. Mi mundo no, mi mundo ni lo conozco yo y por eso es tan especial y tan entrañable y es que mi mundo me desquicia y me pone patas arriba.

La verdad, es que estoy mintiendo, pues me gusta y me entusiasma mi pequeño y glorioso mundo y porque visto lo visto y lo que hay y pulula a mi alrededor, me quedo con mi mundo y con todas sus películas y porque de aburrirme, nunca y porque me falta tiempo y porque por mí os escribiría sobre los ángeles y los alienígenas y si de paso pasara por Marte, os escribiría sobre los Marcianos y sobre sus actos sexuales. Es que a veces me pregunto ¿como deben follar los marcianos? y si tendrán pilila y almejilla y si usan condones de esparto. Y ¿quién sabe?...

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JULIO CORTÁZAR