Pues Domingo denso y húmedo, la humedad parece un chicle, se masca y se pega a la piel, a mi dulce piel de terciopelo y un dedo y un sólo dedo que pase por mi piel, eriza mis pelos. Supongo que al final cada uno aprecia su propia piel, pues para eso es suya, porque en la mía no veo nada extraordinario, salvo los sensores que miden la sensibilidad, que están hiperexcitados de tanta sensibilidad superficial y profunda. Claro que esto puede tener una explicación, la falta de estímulos sensitivos o sea de dedos ajenos que recorran mi piel, aunque a veces y menos de las deseables caen en mis redes algunos dedos despistados, pero bueno, no es para echar cohetes, me refiero en el número de veces.
De todas formas ¿quién no se queja de algo?, porque ya lo dije otras veces, la cuestión es siempre quejarse: te dan una caricia y quieres más, te obsequian un beso y quieres alfombras de besos, te sonríen con cariño y acabas diciendo lo que dice Unidos Podemos: "Somos la sonrisa de un país", vamos que todo dios se sube a la parra del pedir, exigir y reivindicar. Pues yo soy uno de ellos, pido, exijo y reivindico y creo que me quedo corto, porque por mí pediría otro tipo de sociedad, porque ésta ha demostrado que es una mierda pinchada en un palo.
No es absolutismo, es realismo utópico, es querer algo que no existe y me temo, que nunca existirá, por lo menos, no lo verán mis ojos verdes. Pero es real porque es irreal, es real porque no tiene necesidad de ser real, porque la utopía es así, real pero mágica, irreal porque nosotros no queremos que sea real. Y eso me gusta, me gusta su punto de irrealidad y de magia, pero si la pasamos por el filtro de lo real, volveremos al principio, que es su punto mágico e irreal.
De todas formas ¿quién no se queja de algo?, porque ya lo dije otras veces, la cuestión es siempre quejarse: te dan una caricia y quieres más, te obsequian un beso y quieres alfombras de besos, te sonríen con cariño y acabas diciendo lo que dice Unidos Podemos: "Somos la sonrisa de un país", vamos que todo dios se sube a la parra del pedir, exigir y reivindicar. Pues yo soy uno de ellos, pido, exijo y reivindico y creo que me quedo corto, porque por mí pediría otro tipo de sociedad, porque ésta ha demostrado que es una mierda pinchada en un palo.
No es absolutismo, es realismo utópico, es querer algo que no existe y me temo, que nunca existirá, por lo menos, no lo verán mis ojos verdes. Pero es real porque es irreal, es real porque no tiene necesidad de ser real, porque la utopía es así, real pero mágica, irreal porque nosotros no queremos que sea real. Y eso me gusta, me gusta su punto de irrealidad y de magia, pero si la pasamos por el filtro de lo real, volveremos al principio, que es su punto mágico e irreal.
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