LAS MANOS Y ESAS COSAS

¡Joder! por la tarde la cosa se pone insoportable, me suda desde la cabeza hasta los huevos y voy dejando charcos de sudor asqueroso, bueno charquitos de mierda diluida, porque al fin y al cabo, el sudor es mierda diluida y solo pasa, que no la cagas. Eso me recuerda una de mis putas manías, la de que no aguanto a las personas que les sudan las manos y yo sé, que ellas no tienen la culpa, pero yo tampoco, ¡joder! que se las envuelvan y con polvos de talco, yo que sé, que hagan algo, pero mientras tanto que no me den la mano. Y esa mano toda resbaladiza y asquerosamente caliente y además, con brillo de sudores...es que no puedo y porque me muero del asco.

Por eso yo antes de dar la mano a alguien, observo sus contornos (eso siempre, pero por otros evidentes motivos), pero en éste caso me refiero a ver si le brilla la cara (suele coincidir), a ver si tiene exceso de grasa pero de la adipocitaria, vamos de la que se acumula en las brazos o en las piernas y en forma de colgajos y veo su piel, si es delicada o está llena de granos, porque con los granos hay muchas probabilidades de que le suden las manos y los huevos. De todas formas nunca hay una definición definitiva, porque después te da la mano un tío delgado y sin brillos extraños y resulta que es como si tocaras el lomo de un cerdo sudado.

A pesar de todo esto, yo doy la mano, me gusta dar la mano y porque por lo menos es un toque humano y porque las manos transmiten muchas cosas. A veces por el apretón de manos puedes saber de que va la otra persona, si la mano es huidiza y blandengue, será un tío blandengue y tímido, vamos de los que rehuye del contacto físico. Si te da un fuerte apretón, es que el tío suele ser un poco bestia, que le gusta la fuerza y demostrar que tiene fuerza (un bravucón). Y si te da la mano con una palmada en la espalda, ¡cuidado!, porque a lo mejor te quiere llevar a la cama, ya sabéis, se empieza con una palmada en la espalda, se baja un poco más y ya está, ya tienes su mano en tu culo y a partir de ahí, que os voy a contar que no sepáis...

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JULIO CORTÁZAR