¡sigo jugando!.


Yo soy muy propio

tengo mi madriguera más o menos arreglada,

14 escalones subo y bajo todos los días

y a mis canas considero que las tengo dominadas.


Duermo despierto,

sueño dormido,

me despierto cuando se duerme el gallo 

y casi nunca levito sobre la miseria de éste mundo.


Creo, que me incrusto en ella

que me hago agujero

y me cubro con un caparazón de tortuga,

después me dedico a jugar a escondidas

buscando un tesoro entre el lodo de mi vida...


Tesoro hasta ahora nunca encontrado,

pero en un juego

poco importa el fin

y lo que importa es el desarrollo de la historia.


Y por eso a éstas alturas

¡sigo jugando!.

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JULIO CORTÁZAR