Mi locura no es terminal
es progresiva y jodida de remediar,
y sobre todo,
es muy difícil de explicar.
Así como todos los días no son iguales,
pues a mi locura le pasa igual.
Me considero un loco
pero de momento
no me considero un loco de atar.
Digamos, más bien
que las pastillas me atan a la realidad,
me contienen
me producen calambres si toco lo irreal
y me guían a través de canales de normalidad.
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