Mi perspectiva ahora

 

Lunes día 12 de febrero. Y otro día primaveral. con cierta rasca pero al fin y al cabo, ante otro día soleado. Se ha calmado el viento y estamos en calma chicha. Aunque hay que algunos que por dentro lo estarán más que otros, pero eso senota en el puto careto de cada uno. Hay tormenta por dentro y el careto se pone tenso y cabreado. Pero hoy que es lunes, mi careto es de recién saliente de guardia y eso supone careto de cansancio y hastío. Se podía decir también, que estoy de mal humor. Pero ni eso ni lo otro, estoy entre dos aguas y por un lado estoy confuso y agotado y por el otro, estoy que echo chispas y porque de vez en cuando, se me cruzan los cables. Ahora bien, también estoy para que nadie venga a tocarme los cojones con un vacile o una bromita pesada, porque dadas las fechas de carnaval, los graciosillas escondidos detrás de cualquier disfraz, abundan como la mala hierba.

Carnavales, estamos en carnavales. Y yo diría y a mí ¿que me importa?. Pues realmente no me importa nada de nada y me da igual el carnaval que la semana santa o la navidad o el fin de año o mi santo o mi cumpleaños. Todas esas fechas son simplemente fechas que no me dicen nada. Hay personas en este mundo de dios que se guían y mucho, por las distintas festividades que se dan a lo largo del año. Yo me guío por la luna, el viento, la lluvia y el sol y por los colores de cada estación. Mi autoestima es un poco estacional y sube como la espuma con la primavera y el otoño, baja demasiado en el verano y se queda a medias en el invierno. Los días de la semana no me influyen en absoluto, pues me da igaul un lunes que un martes o que un sábado. Yo salgo de guardia y ese día para mí, es un sábado.

Mi perspectiva ahora, es vivir día a día y espero verme al día siguiente. Y hasta ahí es hasta donde llego. Día a día, hora a hora y minuto a minuto y si me apuráis más, puedo distinguir entre el día y la noche y entre la mañana y la tarde. Las tardes son mis preferidas y las noches lo eran antes. De las mañanas me quedo con sus primeras horas y con su delicioso desayuno. Prefiero el anochecer al amanecer, aunque a este tampoco lo desprecio para nada. Me encantan las tardes de frío y lluviosas hasta empapar la médula de mis huesos. El sol otoñal e invernal, es el sol que más me agrada. Al calor del verano, no lo soporto y prefiero el aire acondicionado.


















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JULIO CORTÁZAR