PIEDRAS

 

Tú, no me has entendido,

yo soy de piedra y tú, también lo eres

además, tengo hongos en cara y cuello

y llevo siglos mirando tu rostro de piedra dura y caliza.

Nunca has respondido a mi mirada,

has permanecido impasible, frío y pétreo durante siglos

siempre mirando el suelo

y recelando de la dulzura triste de mi mirada.

Yo digo

que si rascas dos piedras

y una con fuerza contra la otra,

saldrían chispas

que quizá, podrían iluminarnos

o darnos calor humano.

Y eso es lo que debimos hacer:

prendernos chispas,

encender nuestra hoguera,

iluminarnos como dos faros

y al mismo tiempo

bailar desnudos con nuestros cuerpos de piedra.




















 Tú,

no me entiendes,

yo soy de piedra

además, tengo hongos en la cara y cuello

y llevo siglos mirando tu rostro de piedra caliza.

Nunca has respondido a mi mirada,

has permanecido impasible, frío y pétreo

siempre mirando el suelo

y recelando de la dulzura de mi mirada.

Yo te digo

que si rascas dos piedras y una contra la otra,

pueden salir chispas

que quizá, podrían iluminarnos

o darnos calor humano.

Y eso es lo que debimos hacer:

prendernos chispas,

encender nuestra hoguera,

iluminarnos como dos faros

y al mismo tiempo

bailar desnudos con nuestros cuerpos de piedra.

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