Que sí...que hay que aprender y mucho de los que se han ido. Él (mi compañero de trabajo)... tuvo una muerte repentina y eso lo envidio y en cambio Ella (mi amiga)... tuvo una muerte larga y agónica y que supo llevar con la mayor dignidad del mundo y eso sobre todo, lo admiro y lo honro y hasta me saco el sombrero. Quiero decir, que para mi no hay mayor honra en ésta vida que saber morir con dignidad y Ella, ya en vida me lo había demostrado, pero cuando tuvo a la muerte de cara, me lo acabó por confirmar. Hay gente o personas que saben morir con dignidad y no con dignidad doblegada tipo cristiana, sino que saben morir con la cabeza bien alta y mirando a los ojos de los que le rodean y porque no hay nada que ocultar y si hay, dará igual y porque morirá igualmente con toda su dignidad integra. Pocos o pocas pueden decir esto, pero además pasa que nunca lo van a decir y porque su dignidad se mueve dentro de su amable silencio y se llevarán ese secreto a la tumba...pues ellos son de otros mimbres y no tienen necesidad de halagos y carantoñas innecesarios y les llega con una carga emocional más espartana y más básica y con un simple beso y un simple adiós... cargan su mochila emocional para su próximo viaje. La sencillez de todos su actos, les precede. Y la Humildad y el saber estar y no podía faltar, su gran Humanidad.
Pero así es la vida y unos mueren de repente (y yo me pido eso) y otros mueren largamente y su agonía se hace dura, duradera y por desgracia, sumamente dolorosa. Pero nadie tiene el poder escoger su tipo de muerte, (salvo claro está, el que se suicida) y a los demás nos toca esperar primero...el momento, segundo... la forma de muerte y tercero...el como y su tiempo de evolución. Y el porqué...queda sin contestar, pues lo evidente no se contesta, ya que una vez que hemos nacido ya sabemos que hemos de morir igualmente. Y esa es ley de vida y no se hable más...Pero igualmente a mi me gustaría morir dignamente...
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