El mundo está lleno de ovejas descarriadas.
Segundo, son descarriadas porque en su día y de alguna manera se salieron de la fila y por voluntad propia o porque fueron empujadas.
Tercero, eso no indica, que éste tipo de ovejas descarriadas, que estén dispuestas a alterar el orden establecido. Quizá, pueden oponerse algo y al principio, pues al cabo de un rato de libertad, vuelven por si mismas al redil de donde habían salido. Con un rato de libertad les basta y si se prolonga un poco más, empiezan a padecer la enfermedad de la inseguridad y cada oveja volverá a su sitio y como buenamente puede. El miedo les hace perder la referencia de grupo y cada una tomará una dirección distinta y al final se darán por perdidas y como siempre se hace, la culpa la tendrá el lobo feroz.
Cuarto, la iglesia contempla la figura de la oveja descarriada, pero la tiene como ejemplo de lo que no hay que repetir y que con el arrepentimiento, la confesión y el castigo del señor o penitencia, toda oveja descarriada podrá volver al redil, que en éste caso en concreto, es volver al rebaño de la santa madre iglesia.
Quinto, las ovejas descarriadas practicarán el sexo de forma libre. En cuanto vuelven al redil, las ovejas sólo practicarán sexo para la procreación y eso, señores y señoras, no es sexo ni nada parecido, es simplemente procreación.
Sexto. Y en eso estamos. Estamos en la normalidad del redil y el que está forrado de pasta se dedica y en los tiempos que corren y con la que está cayendo (hambrunas, guerras y pandemias, etc.)...se dedica a jugar a los cohetes espaciales y yo llego más lejos que tú y yo me voy a instalar en Marte y tú me decías que te ibas de vacaciones a Júpiter y que allí tienes una casa con vistas al universo. Y juegan haber quién la tiene más larga. Y así nos va por éste mundo de ovejas descarriadas que sólo balan y poco más. Los amos del mundo juegan a una cosa y nosotros los putos plebeyos, jugamos a otra.

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