LA GULA (Relato)

La gula, buuff!! la gula, que pereza (otro pecado capital, la pereza). La gula, en principio me dá bastante asco, me suena todo a comida y a comida pantagruélica y por eso me rebosa y me produce asco. Visualmente yo la relaciono con una película que ví hace muchos años, creo que era una película de cine club o a mi me lo pareció. Su director creo que era Fellini y si no lo era no importa, pues era de su misma pandilla, igual de sádico y asqueroso La película era infumable, pero de aquellas ni se te ocurriera decirlo, bueno decirlo podías, pero corrías el riesgo de quedarte hasta sin amigos. Eran tiempos de vacas sagradas y por tanto quien llegaba al pedestal era intocable. Cuando alguien dejaba escapar un comentario crítico, las miradas se clavaban en él y era inmediatamente fulminado y yo, como no era tonto y por eso ya de aquellas compraba en Mediomark, pues aprendí rápido de que iba el asunto y prefería callar, antes de quedarme sólo.

La película versaba sobre la comida, en concreto quedaban unos amigotes a comer en una casa, pero con la mala intención de comer hasta reventar, ¡e aquí un gran argumento!, quedar para morir comiendo, que original. A mi entraron ganas de aplicarla a mi propio estilo y quedar con unos amigos para morir cagando, a mi gusta más y concuerda más con mi propio estilo.

Bueno los tíos empiezan a comer como verdaderos cerdos, eso sí con una preparación y presentación de los platos que ya quisiera yo, aunque sólo fuera para hacerlo un día. Bueno pues van comiendo y comiendo y van cayendo poquito a poco como asquerosas moscas. El tío, el director, se recreaba en las escenas más desagradables  y le gustaba pararse en como morían reventados por dentro. ¡Que bonito!, verdad, ¡Que preciosidad de película!.

Pues ya sabeis en que película represento a la Gula y creo que la explicación sintetiza perfectamente lo que en realidad, es la gula. Pues es eso es una guarrada, una asquerosidad sin más y tampoco admite tintes a medias, no hay un poco o un mucho de gula, o la hay o no la hay y punto. Me entran arcadas de sólo pensarlo.

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JULIO CORTÁZAR