EN EL LIMBO (Sigo de guardia)

  Y ya sólo quedan 16 horas y el pescado se va vendiendo, de momento tranquilamente, sin prisas pero sin pausa, pero con esa amenaza constante de que va a pasar algo. La que marca y siempre lo hace, el mes de agosto, con éste aluvión de guiris en las playas y de tantos que hay, es lógico que tenga que caer alguno y hasta ahora ninguno cayó fulminado o ahogado o atrapado dentro de un coche, pero tengo el presentimiento de que sí, de que va a haber carne media muerta, de alguna manera me harán pagar que me vaya de vacaciones. Es la conjura de los muertos o de los medio muertos, de esos que me he llevado pendientes de un sólo hilo y que después quedaron suspendidos en el limbo y desde él, se vengan y se vengarán el resto de su existencia.

                      Yo reconozco que están en su derecho, pero a veces el dilema es difícil de darle solución, pues en el momento en que los atiendes, te faltan datos para determinar su futuro vital. Hay algunos que se recuperaron y andan por las calles igual que el resto de las personas. Otros han quedado marcados por una tara, pero en condiciones óptimas para seguir funcionando o sea con una calidad de vida digamos, que suficiente. Y por último los pacientes que entraron en la UCI o limbo y se han quedado en él, rodeados de tubos, respiradores y bombas y quedando hechos unos guiñapos o muñecos de trapo y esto es los que no me perdono, el haberlos dejado en ese estado vegetativo y con su vida pendiente de un hilo o de un tubo o de un medicamento. ¿Pero yo que sabía que iban a acabar así?. Yo busco dar vida y no dar muerte, busco ayudar a que vivan y para ello tiene que haber un algo de vida dentro de su cuerpo y el que se defina por un lado o por el otro, depende muchas veces, de ese poquito que les queda y ese poquito a veces no es suficiente. Yo no soy dios en la tierra, soy un hombre que procuro tener los pies en la tierra y con eso, a veces, no llega.

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JULIO CORTÁZAR