Y ya van 12 horas de guardia y quedan otras tantas, pero el reloj sigue su marcha imparable. El tiempo juega a mi favor, pues el tiempo sólo puede ir pasando y siempre lo tiene que hacer hacia delante, así que yo gano de todas las formas. De momento mi mal presagio no se ha cumplido, ha habido cosas, pero dentro de la normalidad, de la normalidad relativa que puede tener éste curro. Pero también es cierto que esta guardia aún no se ha acabado y que 12 horas dan para mucho, incluso dan para demasiado, así que seguiremos velando con las armas en alto. Y sinceramente el único factor que me preocupa es el tener la suerte de mi lado, no tengo ganas de hígados destrozado,s ni de trozos de carne esparcidos por el suelo, los prefiero enlatados y bien compactados o mejor dicho prefiero no tener ninguno.Tengo tantas cosas pendientes, tengo que pensar tanto en todo, que no sé si me dará tiempo en 24 días que tengo de vacaciones, pero si no empiezo de una vez, nunca lo sabré. Tengo cosas vitales e importantes, cosas aplazadas a propósito y considero que ya ha pasado el tiempo suficiente para sacarlas y tomar decisiones. No todo es claro y sencillo, aunque a veces lo parece, pero son engaños visuales o deseos de que el todo sea más sencillo de lo que parece. El esquema de pensamiento sí que es el mismo: sacar todo hasta que duela, no dejar títere con cabeza, meterte en ti y darte la vuelta, si hace falta y todo esto hacerlo con sea sensación placentera que sólo da el estar tranquilo contigo mismo y reconciliado con el entorno que te rodea. Por tanto buscarte ti mismo entre parajes que te permitan disfrutar del festival de tus sentidos y no sólo verlos, también tocarlos y sentirlos, olerlos, oírlos y saborearlos. Y todo con esa pausa necesaria, para poder tomar aliento y que las cosas no salgan forzadas, sino que se deslicen y que fluyan como fluye el agua de un río. ¡Ya veremos como salgo de esta aventura.!
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