LA PUNTA DEL ICEBERG (Psicoanálisis barato)

Ahora exprimo mi cerebro como una naranja o como un limón, así lo hago y hasta la última gota. Me quedaré extasiado y seco como un higo, pero mientras dure la fiesta, que se joda mi cerebro. Estoy bien y eso se nota, estoy con el horizonte despejado de guardias, infartos y accidentes. Estoy como un niño estrenando zapatos nuevos, disfruto del tiempo y de volver  a estar escribiendo. Pues ahora y desde hace algún tiempo, yo sé lo que me llena y me llena el escribir todo lo que me plazca, ganas hay muchas y temas los hay por todos los lados, sólo necesitaba sentirme libre para darle rienda suelta. Yo soy feliz con mi pequeño ordenador y es que el boligrafo y el papel ya los he superado, sólo necesito ésta pequeña pantalla y su teclado y lo demás importa, sólo que delante del ordenador, importa un poco menos. Cada uno es feliz como le apetece y claro, con lo que puede, pero yo tampoco pido mucho, poder escribir y si pudiera follar mucho, pues también. Éste último deseo es más difícil llevarlo a cabo, pues depende también de la otra persona, vamos si tiene ganas de darle al cante jondo, pero ganas, ganas de verdad y no de hacer sólo posturitas.

                                  Mi perspetivas vitales son amplias y profundas, y son también superficiales, pues a mi me gusta lo banal y lo que a simple vista carece de importancia y hasta carece de sentido. Los detalles, los pequeños detalles, esa mano que se apoya en tú hombro, ese beso cariñoso en tú mejilla, esa caricia que es pero que parece que no es y esa mirada de apoyo y de complicidad, esa sonrisa espléndida y sincera, todos esos pequeños detalles te adornan la vida y son tús pilas de cada día. Yo no entendería la vida sin esos pequeños detalles, que son minúsculos pero que tienen la fuerza de un volcán. Me siento bien porque me quiero, ahora me quiero, hace poco tiempo me rechazaba y me odiaba y puedo alardear de cambios y procesos del pensamiento y que hice los deberes correctamente y eso explica una parte, que no toda, de mi reconversión vitalista.

                              Pero es como la punta de un iceberg, que es la parte que se ve, pero la otra parte o sea la importante, permanece debajo del agua y sigue siendo un misterio y que sigue sin ser resuelto y empiezo a entender, que no se resolveré nunca. La vida tiene que tener sus secretos inconfesables y por eso no todo tiene una explicación y una evidencia científica y simplemente se queda en su nube misteriosa y tú lo que debes hacer, es disfrutar del momento y dejar a un lado todas las pajas mentales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR