Ahora pienso que, "pienso que te estoy perdiendo, pienso que te estoy perdiendo"... Dice una canción lastimera. Pues si piensas eso, espabila y arregla el asunto y deja de lloriquear, ¡coño!. Lucha por lo que quieres, pero a lo mejor ahí es donde está el problema. En que hay personas que solo se quejan y lloran y de eso viven, de las quejas lastimeras. Y suelen ser coñazos y hasta la bandera, pues a la mínima que te descuides te cae el chaparrón de lástima. "Y pobrecito de mi y que mala suerte tengo y ¿qué voy hacer ahora?".Y tú por dentro pensando, pues espabila ¡hostia! y sino te indico donde hay un buen precipicio para que te tires y así acabas con tus sufrimientos y tus penas. Después también son sensibleros, "Y no me digas eso que me haces daño..." o "que malo eres, no ves que yo no puedo hacer eso y porque soy una buena persona"... Y tú cagándote en su parentela y en quién parió a semejante bulto lastimero. O sea que también presumen de ser Bondadosos.¡Hay que joderse!
Porque supongo que en el fondo será eso, que ya nacieron llorando y después ya no supieron hacer otra cosa en la vida, llorar por todas las esquinas. Pero lo peor de todo no es eso, lo peor es que hay gente que le sigue la cuerda y de tanto llorar siempre consiguen algo. Pues le dan permisos laborales para todo y los mejores puestos, pero no de responsabilidad, claro, sino para rascarse bien los huevos. Mientras a ti te deniegan todo, pues eres un tío fuerte y aguerrido. ¡Manda carallo!.
Y cuidado si les llevas la contraria, pues son seres delicadísimos y la mínima cosa les ofende y ¡como les ofende!. Les ofende tanto que van propagando el daño que le hiciste con tus palabras o alegatos y entonces cuentan el cuento de Caperucita, "ahora estoy tomando pastillas, que me las dio el Psiquiatra, pues desde que fulanito me dijo esas cosas tan fuertes estoy deprimido y ni duermo, no como, ni follo"...(esto último lo digo yo), para darle algo de salero a tanta llorada maquiavélica. Bueno pues de repente te ganas enemigos en el trabajo y todos te miran como si fueras el LOBO del cuento de Caperucita.Y yo soy LOBO pero no soy estúpido y entonces me digo, ¡ muchachos la habéis cagado!. No sabéis en la que os habéis metido, le habéis dado cuerda a Caperucita y ahora os va a tocar aguantar sus continuas lloradas. Y eso me hace pensar en el tiempo y en que arrieros somos y en el camino ya nos veremos. Y efectivamente, ahí os espero, os espero para reírme de vosotros y en vuestra cara. Pues ya sé como acaba éste cuento, el llorón va arrasando con sus penas y al final, quema a todos los que le rodean. Y entonces estos pelotas no serán Lobos como lo fui yo, ellos solo serán, ¡¡BUENOS COMPAÑEROS!!.
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