CURAS Y NIÑOS

"Dejad que los niños se acerquen a mi y ya veréis como les meto mano", debía pensar el cura de mi colegio. Pues su mano pasó por muchos culos impúberes y acarició nalgas frescas y muslos tiernos y mientras el cura babeaba de placer. No, no perdono y tampoco olvido y es que si solo fuera una oveja descarriada a lo mejor tenía un pase, pero no era solo uno, eran varios. ¿Traumas?, no, pero casi. Y es  que es más, pues el abuso sexual suele ir acompañado de violencia y ese mismo cura que te acariciaba el culo, al cabo de un rato, repartía una buena ración de hostias. ¿Esquizofrenia? o simplemente dos conductas complementarias.

Yo me apunto a lo segundo, que son las dos caras de la misma moneda. Y ahora, muchos años después veo que hay miles de personas y que en su día fueron niños y que estuvieron en mi situación, sino peor, pues muchos fueron violados sexualmente. Y hablan de que éste Papa es progresista y que se preocupa del pueblo, pues en éste tema solo ha echado más tierra encima. Yo empezaré a creer, no en dios pues eso es cuasi imposible, pero sí en el Papa y su tan cacareado progresismo, cuando destape ésta realidad ocultada.

Y no es rencor, es dolor. Dolor de impotencia, dolor de no haber podido gritar en su momento, dolor de ideas y de creencias, en definitiva, es dolor humano. Ellos, esos curas pederastas, se fueron o siguen de rositas y se sienten impugnes y lo que más me duele, es que siguen riéndose. Han metido mano hasta a las moscas del verano y solo les han dicho que se controlen un poco y que no sean tan descarados. Moderar vuestros instintos depravados, curillas. Yo creo que cortarles los huevos, se me quedaría corto.

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JULIO CORTÁZAR