
Disparo a las sombras,
pero también disparo a la muerte,
y es que las rosas son flores bellas,
y más si son rosas rojas,
rojas apasionadas,
rojas de sangre,
y rojas de vida.
Disparo,
pero disparo sin balas,
pues sin sombras ni muerte,
no hay vida después de la muerte,
ni tampoco rosas,
ni rosas rojas,
ni siquiera hay pasiones escondidas.
Entiendo que no tengo explicaciones,
y que mis palabras redundan en la evidencia,
y yo puedo ser un ciego,
pero no un ciego de sentimientos,
quiero y quiero sentir más
y que mi olfato se sature de perfumes,
y necesito como agua de mayo
que mi alma se inunde de delicadezas,
pues soy un gourmet de los sentidos
y un sibarita de la vida,
necesito que alguien me de un beso
o un abrazo amigo,
y al final,
yo solo necesito un poco de cariño,
o que alguien me regale una rosa roja.
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