HAMBRE

Si yo tuviera dudas existenciales me convertiría en un asceta. Solo en una gruta y comiendo bichos y plantas mugrientas. Pero no tengo esa clase de dudas, pues sé que las cosas están más o menos en su sitio. Sé que después de un día viene otro día, sé que la noche me enternece, sé que la luz me ilumina, sé que el agua es partícula líquida, sé que el viento me habla o me chilla y a veces me aturde. Sé todo esto, pero también sé que ese orden universal lo altera el hombre. Y que el día ya no es tan día y que la noche deja de tener su efecto placebo.

La mano del hombre, la mano maldita. ¿Porqué si somos personas o seres humanos dividimos al mundo por parcelas y a sus alambradas les ponemos de nombre: Fronteras?. Porque si yo soy un ser humano, debía presumir de serlo y en cambio escondo mi cabeza debajo del ala y digo no sentirme responsable de semejante desfeita. Si y ya sé, que yo soy una simple hormiga dentro del hormiguero y mi poder es limitado, pero que sea limitado no significa que no deban cambiar las cosas.

Hambre en África, hambre en Asia, hambre universal y ahora hambre dentro de nuestras fronteras. Y este es el mundo que queremos y por éste mundo malparido estamos dispuestos, ¿a qué?. A defender nuestras frontera, a decir que los africanos son delincuentes medio asesinos y lo que realmente quieren, es estar en nuestro sitio. Sí, el miedo, el miedo a perder los privilegios, el miedo a perderse entre la gente, en fin, el miedo a lo desconocido. Si hasta la ultraderecha utiliza el miedo, el miedo a perder nuestro estado del bienestar.¡Qué quimera!. Qué también adolece de goteras y ese techo tan alto, tan brillante y tan cómodo, va perdiendo su brillo. Y ante el miedo solo hay un antídoto: la solidaridad.

Pero en una sociedad ombliguista como la nuestra, el miedo hace estragos. Y cuando asoma la miseria ya no digamos, cada uno se hace más propietario de su parcela y la defiende con uñas y dientes. Entonces brotan por doquier las banderas nacionales y los himnos y los desfiles militares. Defender a la patria, es nuestro lema y como si los muertos de hambre fueran ejércitos invasores. Entonces les ponemos más mallas y cuchillas y que se maten entre ellos. A nuestros pies tenemos el hambre, el hambre desgarradora, pero preferimos dar la espalda y mirar para otro lado. Pero cuidado que el mundo da muchas vueltas y quién sabe si más adelante seremos nosotros los que estén al otro lado  de la frontera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR