En estos días enfermizos y donde las sensaciones se ponen a flor de piel, pues pensaba sobre la amistad. Digamos y es lógico, que cuando te sientes enfermo, las carencias sentimentales se ponen de manifiesto. Evidentemente te sientes solo, solo y desamparado. En parte por tu propio proceso enfermizo y en donde tu estado de ánimo se pone bajo mínimos, digamos que se pone en modo avión. Calladito y esperando a que pase algo.
Y el que espera, desespera y es que no se puede pedir peras al olmo. Yo no me siento capacitado para pedir sentimientos a los que me rodean, primero, porque lo manifiestan de otras formas y maneras y segundo, porque es éste estado te consideras el ombligo del mundo. Por tanto no reclamo, solo reflexiono. Y si yo voy dando cariño a pequeñas dosis, pues que me puedo esperar, que reciba exactamente lo mismo, más o menos lo mismo. Cariño en pequeñas píldoras y a horas determinadas, vamos, lo pautado.
En realidad ese tipo de amistad no existe. Solo existe por momentos, pero esos momentos te quedan grabados en la médula ósea y eso es lo que importa, que un hecho vale más que mil palabras. Amistad utópica y me pregunto si ese concepto de amistad no es un saco sin fondo y todas tus frustraciones personales y sentimentales no las depositas siempre en el mismo saco. Puede que sí y puede que no, pero lo que tengo más que claro, es que todos tenemos derecho a creer en que el agua o el viento mueve los molinos de nuestros sentimientos.
Y el que espera, desespera y es que no se puede pedir peras al olmo. Yo no me siento capacitado para pedir sentimientos a los que me rodean, primero, porque lo manifiestan de otras formas y maneras y segundo, porque es éste estado te consideras el ombligo del mundo. Por tanto no reclamo, solo reflexiono. Y si yo voy dando cariño a pequeñas dosis, pues que me puedo esperar, que reciba exactamente lo mismo, más o menos lo mismo. Cariño en pequeñas píldoras y a horas determinadas, vamos, lo pautado.
Pienso en que también nunca tuve tanto. Tuve amistades más o menos cercanas, más distantes que próximas, más lejanas que presenciales. Pero si tuve amigos del alma, dos como mucho, pero las circunstancias de ésta azorosa vida se encargaron de separarnos. Y no lloro por ello, solo constato un hecho. Por tanto tampoco pierdo tanto, pero no es lo cuantitativo lo que me preocupa, me preocupa más la carencia de ese tipo de sentimientos. Amistad y con todo lo que significa. Amistad mutuamente consensuada, amistad igualitaria, amistad del que no importa y no importa el motivo del como estés, sino del como te encuentras. En fin, amistad idílica y de ensueño.
En realidad ese tipo de amistad no existe. Solo existe por momentos, pero esos momentos te quedan grabados en la médula ósea y eso es lo que importa, que un hecho vale más que mil palabras. Amistad utópica y me pregunto si ese concepto de amistad no es un saco sin fondo y todas tus frustraciones personales y sentimentales no las depositas siempre en el mismo saco. Puede que sí y puede que no, pero lo que tengo más que claro, es que todos tenemos derecho a creer en que el agua o el viento mueve los molinos de nuestros sentimientos.
Sí, me encuentro solo y solo pero no rendido y solo pero lleno de sensaciones y solo pero pletórico y solo con mi saco sin fondo. Yo creo en lo que quiero creer y por supuesto en lo que me da placer y pensar en un amigo me reconforta y de alguna manera me llena. Y su vacío y su carencia, me produce dolor, dolor visceral y dolor del alma, pero como he conocido a un nuevo amigo y por cierto, que soy yo mismo, esa misma carencia se hace soportable. ¡Yo ahora, me considero amigo mío!.Y entonces todo me lo perdono y por supuesto, me doy a mi mismo, calor y cobijo.¡Ahí es ná!.
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