
Si yo decidiera,
y repito,
si yo decidiera que soy un caso perdido,
antes me confesaría,
y diría que soy culpable,
culpable de lo que hice y de lo que no hice,
culpable de que se muevan los mares,
culpable del olor de las flores,
culpable de sentir lo que siento,
y culpable de que las estrellas nos iluminen.
Si yo decidiera,
que ya no soy lo que era,
antes diría cuatro cosas,
una, que soy humano,
dos, que soy ternura fresca,
tres, que duermo con un ojo abierto,
y cuatro, que nadie podrá sustituirme,
pues yo no tengo recambio,
y tampoco soy una fotocopia,
soy un ejemplar único y extraño,
y soy raro de nacimiento,
y al mismo tiempo,
soy un ser en evolución.
Procedo del mono,
y tengo algo del cerdo,
pero me diferencio en que tengo cerebro
y en que tengo alma,
y pienso y quiero lo que no quiero,
y dudo y dudo mucho,
y amo lo inhumano,
y creo que muerdo pero no como,
yo solo mastico y después...
rumio.
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