Bueno es la hora de hacer el papeo y maldita sea su estampa, que pocas ganas tengo. pero si no la hago ahora, después entra la hambruna y hasta te comes un cerdo entero. Los golpes de hambre y que son más importantes de lo que pensamos y sobre todo lo son en los viajes. Pues ya comeremos en el siguiente pueblo y ahora disfrutamos del paseo y ya se ve una cara que no está conforme con lo decidido, pues el hambre se ha apoderado de su cuerpo y solo piensa en comer, pero en principio le da vergüenza reconocerlo, pero más tarde esa persona empieza a convulsionar del hambre que padece. Y empieza la mala hostia a sacudir su mente y posteriormente ya empieza a escupir a los demás.
Hay personas que dominan a los golpes de hambre o simplemente no los tienen. Yo hasta hace poco fui uno de ellos, no sentía esas hostias en el cerebro, pero ahora si no como a la hora que toca, me vuelvo del revés y mi sangre se convierte en vinagre. Entonces supuro mala hostia y por mi boca no salen precisamente bonitas palabras. Ahora comprendo a las pobres víctimas de éste síndrome, ahora entiendo lo mal que lo pasaban cuando tenían que comer una hora o dos más tarde y entiendo perfectamente su mala hostia.
Se podía decir que ahora ya es tarde, pero tarde nunca es si se trata de reconocer las cosas. De todas formas lo que nunca entendía es que esas personas no fueran capaces de decir, que nos vamos a comer ya o os parto la cara a hostias. Nunca entendí ese falso pudor, pues por no decirlo han surgido en la historia grandes equívocos y malos entendimientos. Joder si tienes ganas de cagar o de mear se dice o no se dice y simplemente se hace, pues con lo de comer lo mismo y al que no le guste que sea así, que se joda. Y si no habría que dividir los viajes colectivos, entre los que padecen del síndrome del golpe de hambre y los que no.
Hay personas que dominan a los golpes de hambre o simplemente no los tienen. Yo hasta hace poco fui uno de ellos, no sentía esas hostias en el cerebro, pero ahora si no como a la hora que toca, me vuelvo del revés y mi sangre se convierte en vinagre. Entonces supuro mala hostia y por mi boca no salen precisamente bonitas palabras. Ahora comprendo a las pobres víctimas de éste síndrome, ahora entiendo lo mal que lo pasaban cuando tenían que comer una hora o dos más tarde y entiendo perfectamente su mala hostia.Se podía decir que ahora ya es tarde, pero tarde nunca es si se trata de reconocer las cosas. De todas formas lo que nunca entendía es que esas personas no fueran capaces de decir, que nos vamos a comer ya o os parto la cara a hostias. Nunca entendí ese falso pudor, pues por no decirlo han surgido en la historia grandes equívocos y malos entendimientos. Joder si tienes ganas de cagar o de mear se dice o no se dice y simplemente se hace, pues con lo de comer lo mismo y al que no le guste que sea así, que se joda. Y si no habría que dividir los viajes colectivos, entre los que padecen del síndrome del golpe de hambre y los que no.
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