O sea que yo chupé más de la botella que de la teta de mi madre o si se prefiere, sumando todas las tetas que he chupado a lo largo de mi azorosa vida, no llego ni a la altura del culo de la botella. No hay comparativa posible y mira que he chupado tetas y tetas y de todos los tamaños y formas y nada. Pero botellas si que las he chupado y vaciado dos veces y exprimido hasta la última gota. Y ahora es fácil decir, que el solo hecho de pensarlo, me da asco, pero si es verdad, que me lo da. Yo tuve un buen aprendizaje y pronto de pequeño vi como se bebía el contenido de vino a través de una botella. Y nada de servirte el contenido en un vaso, de eso nada de nada, directamente de la botella al buche.Tuve una tía que fue mi maestra y más tarde fui descubriendo que tenía más tías que también eran expertas, solo que disimulaban un poco más que la primera. Y dicen que esas cosas que ves tan de pequeño se te quedan grabadas hasta el final de tú existencia y tengo que decir que eso es una verdad como un templo, pues yo de joven me sentía libre de ese pensamiento y de repente y a los 25 años, me vino esa imagen y tal como si fuera ayer. Y bueno a partir de ahí y salvo algunos lapsus yo fui el nuevo maestro en el arte de beber por la botella. Me dieron como premio varias medallas y una gran copa de vino llena a rebosar del mejor vino.
O sea que mantuve el pabellón familiar en pie, aunque a veces trastabilleara un poco. Yo creo que fui el mejor de mi promoción y aún recuerdo mi casa llena de botellas vacías, solo que escondidas en los sitios más recónditos. Pero eso no se ve, cuando tu estímulo es el beber más, solo ves si hay contenido y si no lo había, pues comprabas otra botella, pero eso sí, llena. Beber a escondidas se hace un vicio, pues no llega con lo que bebas socialmente y que solía ser mucho, a la vez guardabas con celo esa botella escondida y para darle varios tragos que completaran la borrachera. Llegado a éste punto de la historia, nunca había un punto final para tú borrachera.Hoy ya no mantengo en pie ningún pabellón familiar, pero tampoco sé si he vencido. De momento puedo decir que sí, que he vencido, pero el gen borracho sigue ahí y en el mismo cuerpo o sea que hay que tener cuidado. Yo por lo de pronto, rezo todos los días el rosario y voy a misa y a comulgar los domingos y festivos y siempre le pido lo mismo a Dios, que me de fuerzas y que me perdone. Bueno mejor dicho y esto va en serio, que me perdonen los que tuvieron que aguantarme en esos tiempos tan siniestros. Con eso me llega, con que me perdonen
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