No levanto cabeza, pues estoy cansado de tener que demostrar que soy bueno, pero bueno de válido, no de bueno de bondad. Nos pasamos la vida intentando demostrarlo y siempre que te consideras en general un tío bueno, viene la siguiente pregunta, ¿en realidad son tan bueno o soy menos de lo que pienso o no lo soy y soy en realidad una mierda?. Uno empieza por la máxima altura y poco a poco empieza el descenso. Y la pregunta del millón, ¿donde está el punto intermedio?. Es decir, donde está el punto en que uno se considera bueno pero no tanto o lo que es lo mismo, yo soy bueno pero tengo mis defectos o defectillos.Pero la vida no se anda con tantas zarandajas. La vida es dura y solo ve si hay un lado bueno o un lado malo y las matizaciones se las pasa por el forro de sus santos cojones. Y en la vida se van sumando muchos adeptos a éste tipo de filosofía y que suelen ser hijos de Papá, pues hay que perpetuar el poder de Papá y ellos deben empezar a hacerse un hueco dentro del Poder, por tanto estos niñatos se hacen talibanes de quién se merece o no todos los laureles. Pero bueno, ésta sociedad ya no debe sorprendernos, tú te pasas la vida demostrando que tienes cualidades e ideas innovadoras y viene un capullito recién salido de la Facultad y resulta que por sus influencias familiares y sociales, le dan el puestecito que le viene como anillo al dedo.
Y tú con tu perseverancia lo vuelves a intentar y porque en el fondo no puedes comprender que esto funcione tan así. Y otro palo te llevas, pero éste palo ya es el definitivo y por tanto ya te das cuenta que no merece la pena luchar por introducir ideas nuevas en un Estado que tiene su maquinaria oxidada por sus propios vicios. Y entonces acabas dedicándote solo a lo que te toca, y solo palpas tu terreno y las ideas y pensamientos y alternativas que tienes dentro de tú cabeza, las tienes que enterrar dentro de una fosa cerebral.Somos una sociedad viciada desde su principio y no sabemos distinguir lo importante de lo banal y todo porque todo está establecido con normas rígidas y por tanto no flexibles y cuando escuchamos algo nuevo y no digo que por el hecho de ser nuevo tiene que ser bueno, pues hay también mucha borralla o mierda entre las nuevas alternativas, pero el problema real que tenemos, es que ya no escuchamos a esas nuevas alternativas. Preferimos lo puesto y lo establecido, antes que arriesgarnos ante la posibilidad de que el tinglado se pueda romper.
Claro que para eso están los profetas de ésta sociedad y que eufenísticamente le llaman a éste tinglado, Estado del bienestar o Estado democrático y cuando en realidad éste es un Estado hecho a medida de los poderosos y de los ricos y que los demás tontos ciudadanos, entre los que yo me incluyo, ratificamos su legalidad con nuestro voto. Nosotros votamos y les damos autoridad para que puedan seguir mandando y mangoneando. En el fondo nosotros y con nuestro voto, los legitimamos en el poder. Ahora, salvo la revolución, no sé aún que alternativa hay, pero tiempo al tiempo, si al fin y al cabo nos acabamos de conocer y tenemos mucho tiempo por delante. Solo hay que remover las ideas entre todos y algo seguro que irá saliendo.
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