Y después me dicen que soy ácido y yo me pregunto y ¿como no lo voy a ser?, si todo lo que nos rodea es ácido descompuesto.Y aunque a veces me deje llevar por las sensaciones acabo siempre aterrizando y dándome una buena hostia contra el suelo. O sea que más que ácido, soy ácido requemado o ácido sulfúrico al cuadrado. Aparte que a mi me gusta lo ácido, me gusta la naranja no madurita, el limón, la manzana y la pera más bien duritas o la fresa y con un punto de acidez suficiente para estimularme. Pues si el ácido me estimula, ¿y qué pasa? y es que además me da escalofríos y eso hace activar mi cuerpo y me hace ponerme las pilas.
Y ya sé que lo maduro está en su jugo y por tanto en su máximo sabor. Pero para mi es demasiado dulce y además no me produce ese escalofrío, ese escalofrío que es para mi tan importante. Las personas también me gustan ácidas y no excesivamente maduras, pues me gusta que tengan un punto de inmadurez gravitatoria y que les haga disfrutar como niños. No que sean niños, sino que de vez en cuando se transformen en niños y disfruten sin ningún complejo. No soporto la falta de humor, pero para mí lo peor, es la falta de flexibilidad. La rigidez mental me pone carioco y después me tienen que encerrar en el Psiquiátrico.A mi lo de perseguir la perfección más perfecta me pone de los nervios y tal y como supongo, que de la misma forma yo debo a poner a una persona de esas características. Pues queda claro que somos totalmente incompatibles y la distancia por el medio es lo más aconsejable. Pues eso que soy ácido y me reivindico por ello. De un cuerpo ácido saldrán gusanos ácidos y ellos se comerán la tierra, dijo Jesucristo y sino lo dijo él, lo digo YO.
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