Pedirme orden a mi, escomo pedirle a Mariano Rajoy, nuestro querido presidente, que explique lo que hace y para qué lo hace. Es inútil y es unja batalla perdida. Y eso que yo lo intento y tengo un puto móvil y donde grabo y pongo todos los recados, y en la mesa tengo papeles recordatorios y hasta un gran corcho enfrente y de donde cuelgan las tareas pendientes y nada de nada. Pues simplemente no abro el móvil o no leo los papeles y ni siquiera veo lo que pone el corcho y su puta madre. Y de nuevo me planifico todos los días y con absoluta paciencia, pero pasa una hora y ya me olvido que lo tenía todo planificado. Y entonces la pregunta del millón es ¿de qué me sirve planificarme?.
Pues creo que para hacerme la ilusión de que hoy va a ser un día en que cumpla todo lo pendiente. Es como el que se gasta las pelas en la lotería o en la quiniela y todas las semanas y siempre con esa fe ciega de que le va a tocar y resulta que nunca le toca, pero en cada semana sigue en sus trece. Pues debe ser que yo como no juego a nada y porque no creo en esas patrañas, pues para que esté entretenido y esperanzado, dios me ha dado la misión de hacer planes y nunca cumplirlos. Bueno nunca no, pero sí muchas veces. Y lo cojonudo del caso, es que cuando me doy cuenta que me olvido de algo, lo apunto y con toda la ilusión del mundo.
No sé cuando me enteraré de que va la vida. Y la vida fundamentalmente son recados y recados y orden y más orden o sea el 90% son tareas pendientes y presentes y el 10% restante son asuntos más personales, como dormir, disfrutar, soñar, escribir, reir y porque yo no me rio haciendo recados, ni disfruto y me cago en todo lo se menea. Yo de mayor quiero ser ordenadito y eficaz, vamos un tío como toca y hoy tengo esto y mañana lo otro y escribo una hora y me cago en media hora. Señores, ¡eficacia! pura y dura y si no cumples, pues cortarte los huevos o sea que, eficacia y disciplina y sin excepciones. Yo no me corto porque para lo que me queda en el convento, prefiero morir con los huevos bien puestos.
Pues creo que para hacerme la ilusión de que hoy va a ser un día en que cumpla todo lo pendiente. Es como el que se gasta las pelas en la lotería o en la quiniela y todas las semanas y siempre con esa fe ciega de que le va a tocar y resulta que nunca le toca, pero en cada semana sigue en sus trece. Pues debe ser que yo como no juego a nada y porque no creo en esas patrañas, pues para que esté entretenido y esperanzado, dios me ha dado la misión de hacer planes y nunca cumplirlos. Bueno nunca no, pero sí muchas veces. Y lo cojonudo del caso, es que cuando me doy cuenta que me olvido de algo, lo apunto y con toda la ilusión del mundo.No sé cuando me enteraré de que va la vida. Y la vida fundamentalmente son recados y recados y orden y más orden o sea el 90% son tareas pendientes y presentes y el 10% restante son asuntos más personales, como dormir, disfrutar, soñar, escribir, reir y porque yo no me rio haciendo recados, ni disfruto y me cago en todo lo se menea. Yo de mayor quiero ser ordenadito y eficaz, vamos un tío como toca y hoy tengo esto y mañana lo otro y escribo una hora y me cago en media hora. Señores, ¡eficacia! pura y dura y si no cumples, pues cortarte los huevos o sea que, eficacia y disciplina y sin excepciones. Yo no me corto porque para lo que me queda en el convento, prefiero morir con los huevos bien puestos.
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