LAS CORRUPTELAS

Yo quiero plantear una cosa, el porque no tenemos derecho a decidir si somos gilipollas o no. Porque sino lo somos, lo parecemos. Hay tanta mierda sobre la mesa social, que me parece incomprensible como éste tinglado no ha saltado por los aires. Vamos a ver, choriceo el que se quiera, la corrupción es absoluta, la mentira es nuestro lema y nuestra imbecilidad llega a su máximo. Y yo no me excluyo de tanto piropo, pues solo soy uno más de la manada o mejor dicho, el último mono. Hay motivos más que suficientes para que todo estalle y explote y éstas, las condiciones de hoy en día, si no son las adecuadas, ¿entonces cuales son?.

Y sobre todo en nuestro País o Estado, pues éste País en donde yo vivo, tiene varios récords de los llamados malos. Si señores, encabezamos la corruptela y las mentiras económicas y políticas, además del paro, claro. Pero nada y nada es nada o sea que hay pequeños temblores de tierra, pero el volcán nunca explota. Claro que a nivel social todo está por suelos, pues hasta los Sindicatos también han pellizcado su trocito de tarta y han entrado y de pleno, en las corruptelas.

Si estos Sindicatos son los que tenían que movilizar, pues nada, que vamos aviados. Años de vivir de la pasta pública, años de hacer cursillos inexistentes, años de compinchar con los patronos, años de tú me haces esto y le das un puestecito a mi hijo y yo me comprometo a parar a la gente. Si después de hacer todo esto, consiguen movilizar a alguien, es que somos más tontos de lo que yo pensaba. Y no saben el mal que han hecho, han dejado fundida la dignidad de un pueblo, pues ellos se eregían como sus portavoces y nosotros, les dejamos hacer.

Y claro, esto duele y duele mucho. Si ya estamos dentro del capitalismo más agresivo y voraz, pues entonces y lógicamente, tendríamos que estar más unidos que nunca, y resulta que es todo lo contrario. Menudo favor le hicieron estos señores sindicalistas al mundo, se vendieron por un plato de lentejas y ahora vienen a decirnos que nos volvamos a fiar de ellos. Por desgracia el ser humano tiende a venderse, le atrae demasiado el lujo fácil y las piscinas climatizadas. En el otro lado de la balanza, no hay asuntos materiales, solo hay principios solidarios y estos no pesan en los bolsillos, solo pesan dentro de la cabeza o el alma
 de cada uno.

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JULIO CORTÁZAR