LOS SUEÑOS

Si los sueños se van, entonces puede ocurrir que estés más muerto que vivo o por lo menos que está muerta tú alma. Porque los sueños es el lenguaje que usa el alma contigo, es su forma de expresarse y de decirte que existe y que sigue viva. En resumen, si los sueños se van, se va la vida. Por eso yo a veces reclamo los sueños, pues los necesito como ser vivo. El mundo de los sueños, es ese mundo mágico que a veces no comprendemos y no lo comprendemos porque somos humanos y nuestra lógica y nuestros razonamientos son la antítesis de ese mundo.

Y pensamos que todo tiene un porqué o una causa o que las relaciones tienen una base matemática o que se basan en la lógica y los sueños rompen todos los moldes que tenemos, ellos no saben sumar, ni multiplicar, solo saben de sentimientos y aunque a veces, estos sentimientos parezcan contradictorios. Pero los sueños son más profundos que nuestros propios pensamientos y llegan mejor a la esencia de las cosas. Claro que tampoco hay que idealizar, pues como en todo, hay sueños buenos y los hay malos. Vamos que los sueños tampoco son ningún chollo.

Hay sueños que tienen el poder de retorcerse sobre sí mismos y se convierten en pesadillas. En putas pesadillas. Son esas sensaciones desagradables que te quedan en la boca después de tener una o varias pesadillas. Algunos le llaman subconsciente al mundo de los sueños, vamos como si los sueños estuvieran por debajo de nuestro ser consciente. Y eso es subestimar a los sueños y es darle un papel secundario. Y yo lo que realmente quiero, es reclamar su papel de protagonista o por lo menos reclamar que tienen el mismo papel e importancia, que nuestra parte consciente y todo, porque sin sueños no somos nada, ¡nada!.

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JULIO CORTÁZAR