
Yo me callaré para siempre,
cuando esté muerto
o cuando me arranquen la lengua
o me corten las cuerdas vocales,
pero mientras,
¡yo hablaré!,
y lo haré cuando me de la gana,
y si alguien se ofende, ¡que se joda!,
y si le hago daño,
pues lo siento,
pero tampoco me arrepiento,
al fin y al cabo, son daños colaterales
o son daños necesarios,
y porque para avanzar,
necesito remar a contracorriente,
y meterme en remolinos,
y luchar y nadar,
y profundizar y hasta navegar,
y sobre aguas turbias y turbulentas,
pues la vida es turbia y no es clara,
la vida es bella por fuera,
pero por dentro es dura y es una guerra sucia,
y a veces hay que pisar,
y para no ser pisado,
y ladrar y morder e infectarse de rabia
y no dejar escapar las oportunidades,
esas que dicen que todos tenemos,
y que nos brinda la vida,
y que no son tantas,
pero si son algunas
y ese tren no se puede perder,
y por ser el único y por ser el último,
y entonces te enganchas
o te quedarás y para siempre, ¡colgado!.
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