Y nada es fácil, pues no hay nada fácil y todo resulta complicado, pero que sea complicado no excluye que sea fácil, pues si uno se acostumbra a andar entre complicaciones, al final le coge el intríngulis al asunto y entonces, resulta todo fácil o más fácil de lo que en principio parece. Por tanto al toro se le coge por los cuernos y hay que enfrentarse a todo. No vale escaparse de los problemas, porque los problemas no se van, simplemente se acumulan y quedan ahí y esperando su momento para asomar su cabeza. Y los problemas no son tontos y saben que el mejor momento para salir es cuando estás realmente jodido, pues así reclamarán toda tú atención.
Los problemas se acumulan y crecen y crecen como los tumores, al principio crecen poquito a poquito, pero llega un momento en que se disparan y ya no hay quien pare ese crecimiento maligno. Después de ese punto de salida ya es tarde, ya es demasiado tarde, pues ya se pierde la capacidad de analizar los problemas de uno en uno y es cuando una reflexiona y dice, que simplemente está jodido o muy jodido y sin saber especificar el porqué, ni desde cuando. Es cuando se habla del pozo, del fondo, de su oscuridad, de que te ahogas, de que no sabes nadar, en fin y en definitiva, se habla de que estás deprimido como una mona.
Los problemas se acumulan y crecen y crecen como los tumores, al principio crecen poquito a poquito, pero llega un momento en que se disparan y ya no hay quien pare ese crecimiento maligno. Después de ese punto de salida ya es tarde, ya es demasiado tarde, pues ya se pierde la capacidad de analizar los problemas de uno en uno y es cuando una reflexiona y dice, que simplemente está jodido o muy jodido y sin saber especificar el porqué, ni desde cuando. Es cuando se habla del pozo, del fondo, de su oscuridad, de que te ahogas, de que no sabes nadar, en fin y en definitiva, se habla de que estás deprimido como una mona.
Y no sé si las monas se deprimen, pero ese dicho existe y a lo mejor había una mona que se deprimía mucho y frecuentemente. También había un dicho que se decía en mi Vigo natal, que hacía referencia a una mona que había expuesta al público en un parque que se llamaba, la Florida. Y entonces cuando alguien te venía llorando y todo afligido, le decías que se lo contara mejor a la mona de la Florida y para quitarte de encima la plasta pringosa de la llorada. Y bueno yo conocí a esa mona y que cuando era pequeñito pensaba que era psicóloga, pues mira que se mandaba gente a hablar con ella y toda era gente problemática. La terapia de la mona, que no sé si creó escuela, pero si que sirvió para quitarte muchas lloradas de encima.
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