De flores a ardores,de deseos a malos augurios,
de luchas a rendiciones,
ese el terreno en que me muevo,
me levanto y tengo mi primera duda,
desayuno y me atraganto con el zumo,
como y estoy pensando en la cena,
y cuando ceno, pienso que no merece la pena,
que nadie se merece vivir de ésta manera,
me canso del día a día aburrido,
de la secuencia de los días y de las noches,
del automatismo que nos domina,
de la sequía de la gran poesía,
y es que me canso y hasta me harto,
y después de tanta hartura,
siempre me entra la amargura.
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